Análisis: Daymare: 1998 — un homenaje moderno a los survival horror clásicos

Daymare: 1998 es una aventura desarollada por Invader Studios, un equipo conocido por haber trabajado en un remake no oficial de Resident Evil 2 subtitulado Reborn. El videojuego apuesta por recuperar la esencia del survival horror de los lanzamientos de la década de 1990.

Calificación:


Desarrollador: Invader Studios
Distribuidora: Destructive Creation
Lanzamiento: 28 de abril 2020 (PS4, Xbox One)
Plataforma: PC, PS4, Xbox One


Análisis basado en una copia digital para PS4 facilitada por Destructive Creations

Hubo una época en la que todos añorábamos el regreso de los survival horrors. Atrás habían quedado los tiempos de Silent Hill, Resident Evil, Clock Tower y Fatal Frame para dar paso a la nueva generación de Horror en los videojuegos. Una generación que poca nota había tomado de estos clásicos y se basaba más en el scarejump y la cámara en primera persona, buscando asustar más con cinemáticas que con gameplay.

Si bien esta nueva generación supo ganarse su espacio, muchos recordábamos con una lágrima en el ojo los momentos sin checkpoints, los controles tanque, la atmósfera opresiva y los puzzles únicos y llenos de personalidad. Es por eso que una nueva búsqueda de revivir la época de oro del horror daría comienzo, trayendo titulazos como Alien Isolation o The Evil Within. De igual modo los fans siempre queremos más, por lo que muchos desarrolladores independientes decidieron darnos lo que las grandes empresas no estaban tan dispuestas a hacer.


Es acá donde entra Daymare 1998, un título enfocado en homenajear y revivir cada título amado de esa época dorada. El tema es que la línea entre homenaje y plagio es muy delgada, y a veces en el afán de no cruzarla el camino se puede desviar estrepitosamente.

Daymare 1998 nació de manos de Invader Studios como una fan remake de Resident Evil 2 y, por motivos más que evidentes, terminó transformándose en su propio título. Esto supo favorecerlo y perjudicarlo, tanto en gameplay como en la historia. Hablando de historia, esta es muy poco original, pero cuenta con el punto positivo de tener personajes con actitudes marcadas, únicas y sorprendentes. Ver a nuestro personaje matando civiles simplemente porque son órdenes es una decisión acertada y bien manejada. Lamentablemente el mundo que sostiene a los personajes, así como sus hilos conductores, dejan mucho que desear.

Básicamente controlaremos 3 personajes en una misma línea histórica, donde deberemos enfrentar un apocalipsis zombie localizado, buscar la razón por la cual todo comenzó, descubrir una red de mentiras y manipulaciones y jugar con la idea de una posible cura. La historia se irá desarrollando y entrelazando a medida que avancemos en la misma con cada personaje, ya que sus aventuras de una manera u otra estarán conectadas y se irán complementando, llenando espacios vacíos y resolviendo dudas. Lamentablemente la historia es muy simple y no hay muchos misterios para resolver, el juego no toma riesgos y sigue un desarrollo bastante lineal para llegar a su cometido y explicar lo que realmente está sucediendo.


Pero dejando de lado la historia, los personajes saben levantar este punto flojo. Todos tienen una personalidad fuerte y sorprenden con sus decisiones moralmente cuestionables o sus reacciones bastante únicas o particulares.

En el apartado gameplay Daymare 1998 nos hace acordar continuamente a Resident Evil 2. Aunque el motivo de esto es más que obvio, de igual modo por momentos sentimos que se duermen en los laureles de haber copiado una obra maestra en lugar de tratar de ser la suya propia.

Los puzzles sobre todo, en mecánicas son muy similares, aunque en esta comparativa muchas veces termina perdiendo Daymare. Esto se debe a que cuando encontramos un puzle, la solución usualmente está en la misma habitación o muy cerca, por lo que nunca hay que buscar demasiado. Lo que sí, algunas veces los mismos son innecesariamente crípticos y terminan teniendo sabor a querer extender el juego en lugar de querer desafiar al jugador. De igual modo, algunos de ellos son muy astutos y nos hacen sentir satisfechos de nosotros mismos al resolverlos, como es el caso de uno de los primeros que incluye Dioses y alfabeto griego.


En el apartado gameplay, Daymare 1998 introduce una mecánica de recarga de balas que sorprende y se ajusta mucho al género. Básicamente podremos realizar una recarga rápida (pulsando una vez el botón cuadrado) o una lenta (manteniendo el botón cuadrado), cada una útil dependiendo la situación en la que estemos.

La rápida nos permitirá recargar nuestra arma y volver a disparar rápidamente, pero a costas de descartar el cargador con las balas que restaban en el mismo. Es decir, si tenemos 5 balas y decidimos hacer una recarga rápida, arrojaremos el clip con 5 balas y pondremos uno nuevo en el arma. De igual modo podemos luego recoger el clip a medio vaciar, pero en situaciones de estrés puede llegar a ser la diferencia entre la vida y la muerte.

La lenta reemplazará el cargador actual, sin importar cuántas balas le quede, por uno entero, guardando las balas restantes en el inventario. Obvio que al ser una recarga lenta quizá no sea ideal para situaciones extremas, pero nos obliga a pensar bien para manejar mejor nuestros recursos y sacar el mayor partido de la situación actual.


Otra mecánica inusual es la de trotar y correr. Nuestro personaje se moverá normalmente caminando, pero si presionamos L1, trotará hasta que lo soltemos sin cansarse. Si mientras presionamos L1 apretamos L3, nuestro personaje correrá y gastará energía, la cual al vaciarse nos dejará vulnerables. Lo positivo de esta mecánica es que encaja muy bien con el género, permitiéndonos caminar cuando queremos recorrer con detenimiento una locación en busca de ítems o pistas, trotar cuando queremos llegar rápido de un lugar a otro o correr cuando necesitamos escapar.

Sumada a estas mecánicas, vienen todas las otras ya conocidas en Residen Evil 2, como la posibilidad de combinar ítems de curación para hacerlos más potentes, combinar cajas de balas con clips para recargarlos o combinar ítems claves para resolver algún puzzle. El juego se desarrolla en tercera persona a lo Resident Evil 4 y posee un sistema de daño localizado muy similar al de Dead Space. Esto quiere decir que dependiendo dónde disparemos, haremos daño a esa zona, pudiendo desmembrar a nuestros enemigos mucho antes de matarlos.

Lamentablemente este sistema no está tan pulido como en su formato original, ya que a veces estamos disparando en la cabeza y el tiro pasa de largo aunque visiblemente debería haber impactado. También por momentos nuestro personaje se siente lento y torpe, quedando atrapado entre una maceta y una puerta mientras tratábamos de escapar de una hora de zombies y muriendo más por mala programación que por error nuestro.


Y hablando de mala programación, ciertos enemigos especiales o algunos jefes son simplemente una esponja de daño. Hubo momentos donde, luego de haber gastado más de 100 balas, nos preguntábamos si quizá nos estábamos perdiendo de alguna mecánica para matar a ese enemigo. Pero no, en un momento el enemigo cae, sin estrategia ni nada, sólo con la paciencia suficiente para disparar y disparar mientras corremos en círculos rezando que no se nos acalambre la mano.

Algo que resalta mucho en Daymare 1998, además de la personalidad fuerte de los personajes, son las locaciones. Los escenarios tienen mucha personalidad y saben contar historias sin ser explícitos, exhibiendo fotos, pintadas, ropa o accesorios de las personas que estuvieron antes ahí, dejándonos a nosotros con nuestra imaginación para llenar los espacios en blanco. Es una forma minimalista de contar historias pero, al estar bien implementada le da una profundidad única al mundo y a los personajes que lo habitan.


Palabras Finales:
Daymare 1998 homenajea y a veces copia, pero todo desde un lugar de amor hacia la fuente original. Lamentablemente hace muchas cosas que otros AAA hicieron antes y mucho mejor, por lo que, por momentos, su incansable búsqueda de revivir el Survival Horror lo deja en evidencia y resalta fallas que de otro modo no serían evidentes. De igual modo, esta es una experiencia que todo amante del survival horror debería vivir al menos una vez.

Lo bueno:
- La atmósfera y lo vivo que se siente el mundo.
- Las mecánicas propias.
- El factor nostalgia.
- La personalidad marcada de algunos personajes.

Lo malo:
- Se parece tanto a Resident Evil 2 que por momentos preferiríamos estar jugando ese título.
- La historia simple y por momentos contada a los apurones.
- El hit detection nos deja en banda más de una vez.
- Los movimientos torpes y lentos de nuestro personaje a veces nos terminan trabando contra
ciertas partes de los escenarios, costándonos la vida.

Nota Final:

7
Bueno
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ESCRITO POR Rodrigo Scarlata

Amante del terror en todos sus medios y aspirante a artista marcial. Ama a Hokuto no Ken casi tanto como a sus gatos.

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