Análisis: Elden Ring — El viaje más épico y brutal de FromSoftware


Elden Ring es un action RPG de mundo abierto de FromSoftware, padres de Dark Souls, y George R.R. Martin, autor de los libros de Game of Thrones.
Calificación:


Desarrollador: FromSoftware
Distribuidora: Bandai Namco
Lanzamiento: 25 de Febrero de 2022
Plataforma: PC/PlayStation 4/PlayStation 5/Xbox One/ Xbox Series X|S


Impresiones basadas en una copia digital para Steam facilitada por Bandai Namco


Todavía recuerdo con cierta añoranza aquel día de abril de 2019 en que, en el marco de lo que fuera la Reboot Develop, Hidetaka Miyazaki, junto a Fumito Ueda (a quien tuve el placer de estrechar su mano en el baño de la Brasil Game Show 2018), exponían sus ideas respecto del arte en los videojuegos y de cuáles eran sus aspiraciones de cara al futuro. Por aquel entonces, FromSoftware había publicado Sekiro: Shadows Die Twice y, sinceramente, no contaba con que el estudio tuviera algo entre manos. Sin embargo, comenzaron a circular rumores de que Miyazaki estaba colaborando con George R.R. Martin para un juego que sería de mundo abierto. Si bien siempre fui de tomar los rumores con pinzas, las lágrimas (producto de la emoción) surcaron mi rostro al ver que tan solo unos meses después, concretamente en la E3 2019, apareció un trailer revelando que Elden Ring, el nuevo trabajo del estudio era toda una realidad.


Esperar a Elden Ring fue como esperar la segunda temporada de esa serie que no te defraudó en absoluto (En mi caso, The Mandalorian). Y tanto que valió la espera, porque el resultado final es maravilloso: Elden Ring tiene la firma de Hidetaka Miyazaki impresa en cada polígono, cada efecto de luz y cada pieza de su banda de sonido. El ADN de FromSoftware está ahí, en cada animación, en cada sonido, en esa mano extendida que enciende esa luz en el suelo que nos permite estar a salvo de cualquier enemigo, en la satisfacción auditiva que confirma un ataque por la espalda, en el empuje para abrir una pesada puerta y en la incertidumbre de no saber qué nos vamos a encontrar al atravesar “la niebla”.

Está en la sintaxis de sus tierras, tan distintas pero tan bien amalgamadas en un vibrante mosaico geográfico. También en la vida de los personajes que habitan las Tierras Intermedias y en la historia que se cuenta a través de objetos y de conversaciones ambiguas, amenas. Está incluso en sus inconfundibles toques de estilo, en ese último grito agónico antes de ver el letrero de "estas muerto". Elden Ring es Demon Souls, Dark Souls, Bloodborne y Sekiro, pero a la vez es mucho más. Es una obra cuya complejidad es comparable a la de muy pocos títulos. Una obra que conoce a la perfección sus puntos fuertes, pero también los débiles y que, precisamente por eso, logra esa conexión entre pasado y futuro. Entre lo viejo y lo nuevo. Entre familiaridad y experimentación.


Eso así, cabe mencionar que no fue solo FromSoftware la que dio vida al título. Aunque es indudable que el estudio sabe como crear mundos e historias memorables, en esta ocasión el equipo nipón ha contado con el apoyo de George R.R. Martin. Si, el autor del exitosísimo libro Juego de Tronos, puso su imaginación a servicio de Miyazaki, aportando su experiencia como escritor, para dar lugar a leyendas dignas de las obras de fantasía más aclamadas. En virtud de lo expuesto, Elden Ring se siente como la culminación de años de trabajo de un equipo que, juego a juego, ha crecido enormemente.



Si bien el juego tiene una narrativa que sigue siendo algo críptica y fragmentada, no se puede negar que ahora tiene mucho más peso y es más difícil de pasar por alto. Elden Ring nos cuenta una historia acerca de los descendientes de la Reina Marika, una suerte de semidioses que gobiernan sobre un mundo que ha quedado dividido tras la destrucción del Anillo Ancestral. Nuestro objetivo será tomar el papel de un “Sinluz” y responder a la llamada de la gracia perdida para aventurarnos en una tierra inmisericorde, en lo que será un duro peregrinaje para convertirnos en el “Señor del Círculo” de las Tierras Intermedias. Hay mucho para decir acerca de este mundo, puesto que su lore es riquísimo y cada historia que vamos conociendo resulta interesante como para involucrarse con ella. Este mundo, está todo menos vacío, pero no será él quien venga a buscarte: Hay campamentos, torres, ruinas, enemigos haciendo rituales o procesiones, mucha vida y todo, absolutamente todo, tiene una razón de ser. Llegar al final de este viaje requerirá de temple, paciencia y aprendizaje, pero sobre todo de compromiso, puesto que no será nada fácil. 


Las Tierras Medias son un lugar mágico y majestuoso. Es un mundo que cautiva con sus vistas irregulares, su clima cambiante y sus colores. Pero también es un mundo implacable que castiga a aquellos que no le muestran el debido respeto. Es inclemente con quien no está dispuesto a aprender, a levantarse después de cada caída, y en especial a quien decide hacer de la prisa una virtud en lugar de utilizar todas las herramientas a su alcance. FromSoftware da lo mejor de sí en el arte del diseño de niveles y, para felicidad de todos (especialmente para aquellos fanáticos de los "Souls" que se mostraban dudosos, escépticos y que temían por el concepto de “mundo abierto”), el estudio japonés ha demostrado una vez más que entiende a la perfección la diferencia entre dar al público lo que cree que quiere y en darles lo que se merecen. Es indudable que entre FromSoftware y la comunidad creada en torno a sus videojuegos, hay una relación de amor muy especial.


El resultado es un mundo lleno de vida, con prados de hierbas sacudidos por el viento e iluminados por la luz del sol, pasando por húmedos y oscuros pantanos, hasta colosales estructuras que piden a gritos ser descubiertas. A fin de cuentas, la exploración es uno de los pilares fundamentales sobre los que se construye Elden Ring, a la par de un combate duro y crudo, claro está. No obstante, es el hecho de observar cada rincón, de investigar los entornos y de sumergirse en las distintas mazmorras desperdigadas por el mundo lo que nos va a permitir estar mejor preparados a la hora de afrontar los desafíos más importantes. A cada paso que se da, cada nuevo lugar que se descubre y cada enemigo contra el que se pelea, son lecciones que el propio juego brinda en pos de hacernos la vida más fácil, aunque ello implique morir 100 veces en el proceso.



Uno de los grandes añadidos del juego es nuestro fiel Torrente, un corcel que es a la vez un compañero de viaje y aliado fundamental, tanto en la exploración como en el combate. Las Tierras Intermedias son enormes y llenas de lugares que visitar. El hecho de tener una montura que nos permita dar largos paseos en los que apreciar los paisajes, o poder hacer sprints hacia los “sitios de gracia” (es decir, las famosas hogueras) es realmente de agradecer. Si bien en un principio se siente algo raro, porque el andar a caballo es una nueva mecánica a dominar, cuando me tomé la molestia de reducir la velocidad y entender cuándo debía montar y cuando caminar, comprendí que el mundo de Elden Ring es un patio lleno de castillos que conquistar, tumbas a explorar, sitios que descubrir y puzzles que resolver. Además, como mencionara, la montura también otorga mucha velocidad y versatilidad para enfrentar a algunos enemigos, aunque por contraparte, aumenta nuestro hitbox haciendo que seamos un objetivo algo más fácil de alcanzar. FromSoftware no da puntada sin hilo y cada mecánica coexiste con las demás en una especie de perfecto equilibrio.


Lo que menos variantes ha tenido es el combate. La base sigue siendo bastante similar respecto a los juegos anteriores del estudio, aunque hay algunos añadidos bastante interesantes. Como es costumbre en los juegos del estudio, el sistema se construye sobre una dinámica que consta en el intercambio entre golpes rápidos y pesados, esquivas, gestión de la resistencia y de los puntos de magia. Lo que más destaca, sin duda es la movilidad, no solo por la posibilidad de luchar a lomos de Torrente, sino porque ahora existe la posibilidad de saltar. Este simple agregado, que también es de gran ayuda durante la exploración, abre nuevas posibilidades, puesto que el salto sirve para esquivar ataques o para lanzarse contra un enemigo, descargando un poderoso golpe en el proceso. 


Por otra parte, ahora también existe la posibilidad de caminar en puntas de pie y ocultarse entre la hierba. Este enfoque sigiloso (claramente heredado de Sekiro) permite agacharse y desplazarse en silencio con el fin de evitar grupos de enemigos o para aproximarnos silenciosamente a ellos para tomarlos por sorpresa con un devastador ataque crítico. Claro está que las criaturas no son tontas (al menos no la mayoría de ellas) y en cuanto vean un movimiento sospechoso comenzarán a buscarnos con el objetivo de hacernos polvo.



También hay una nueva mecánica, a la que he llamado “Parry easy mode” que permite hacer un potente contragolpe al momento de recibir un ataque. Este movimiento no requiere de hacer una lectura de la animación del enemigo, sino que simplemente conlleva tener la defensa levantada para inmediatamente poder contraatacar. Si bien no es tan efectivo como puede ser el parry, esto tiene una importante razón de ser: Las Cenizas de Guerra. Este nuevo tipo de objeto dota al arma que estemos empuñando de una habilidad adicional, como potentes ataques, buffs defensivos o potenciadores de movilidad, los cuales amplían enormemente el repertorio de movimientos y alternativas a los que recurrir en combate. El detalle es que estas habilidades se asignan al botón con el que normalmente se haría el parry, por lo que nuevamente, Miyazaki da, pero también quita en favor de mantener un balance.


Por si esto fuera poco, al concepto de juego en cooperativo también se le da un pequeño giro de tuerca. El juego, como siempre, nos da las herramientas para convocar a los NPC aliados y a otros jugadores en momentos de necesidad. Sin embargo, ahora también hay una campana con la que invocar a ciertas Cenizas para que luchen a nuestro lado. Los espíritus de muchas criaturas de las Tierras Intermedias y de los valientes héroes que alguna vez las habitaron pueden ayudarnos en ciertas situaciones, especialmente durante las peleas de jefes facilitando ligeramente la tarea de hacerles frente. Finalmente, y a pesar de que hay una fuerte presencia de comerciantes en el mundo, se ha implementado un sistema de crafteo que nos da la oportunidad de fabricar muchos tipos de consumibles: Remedios, curas para la montura, flechas y mucho más se fabrican de una forma muy sencilla desde un menú especial, en cualquier momento de la partida. 


Toda esta larga lista de opciones puede hacer creer que quizá Elden Ring sea un juego fácil. Y es lógico pensar ello, puesto que desde FromSoftware anticiparon que el juego sería mucho más accesible. En lo personal considero que esto es algo muy relativo porque ¿Qué es la accesibilidad en términos de Miyazaki? Es lo mismo que si alguien, acostumbrado a comer picante te diga “Come tranquilo que no pica”. Claro, no picará para esta persona que tiene la costumbre de tomar una taza de chile habanero en el desayuno, pero para el que no, lo va a pasar muy mal. Esta analogía es simplemente para explicar que no estamos ante un videojuego tan exigente como lo fue Sekiro (A mi entender, la IP más difícil a la que dio vida la desarrolladora). Al fin y al cabo, es un juego de mundo abierto y si una zona se presenta complicada, siempre se puede volver más tarde, cuando seamos más fuertes. Aún así, puede que los veteranos de la saga Souls encuentren aquí un nivel de desafío moderado, pero desde mi punto el título es muy demandante, por mucho que sus responsables se hayan empeñado en decir lo contrario. Y ojo, no lo digo como algo malo, sino todo lo contrario.



Elden Ring tiene una variedad de enemigos impresionante. No obstante, algunos de ellos están reciclados de otros juegos, como por ejemplo los cangrejos de Dark Souls 3 o los basiliscos de Dark Souls, pero hay un gran repertorio de nuevas criaturas, cuál de ellas más agresiva y destructiva, aunque lo mejor siguen siendo los jefes. Esta obra cuenta con algunos de los mejores y más épicos enemigos -y también algunos de los más experimentales- que el estudio ha creado, y enfrentarse a cada uno de ellos se siente único, no solo por sus mecánicas, sino por la banda sonora que ameniza cada contienda. En estas instancias, donde el combate se vuelve un enfrentamiento cara a cara, la lucha se vuelve un ejercicio de reflejos e inventiva en el que hay que pensar muy rápido. Aprender y conocer cuándo es el momento ideal para bloquear un golpe, cuando contraatacar, cuando disparar con el arco e incluso, cuando curarnos, añade a las contiendas mucha tensión y demanda al jugador un nivel de concentración absoluto.


Por supuesto que el equipamiento vuelve a tener un papel muy importante, puesto que ayudará enormemente a potenciar las cualidades del personaje, más aún cuando se empieza a tener una idea más clara de la enorme cantidad de combinaciones y estilo. Hay una gran cantidad de equipamiento, hechizos, habilidades especiales, e incluso, poderes que requerirán de ciertos rituales para ser desbloqueados. Esta variedad permite ir probando y mezclando hasta encontrar la combinación que mejor se adapta no solo a nosotros, sino también al entorno que nos rodea y a los peligros que este esconde.


De cualquier modo, a pesar de la adrenalina y la extrema satisfacción que se siente al final de cada espectacular batalla contra los jefes, el sentimiento más lindo que he experimentado en Elden Ring fue, sin dudas, la sensación de asombro, de estar perdido en un terreno que no me es familiar y de no saber con que me voy a encontrar más adelante. Las Tierras Intermedias son un maravilloso ejemplo de construcción de un mundo abierto: Una combinación de valles sin límites, bosques, cañones y mazmorras algo más clásicas con pasillos estrechos y trampas colocadas en cada esquina. Es un mundo que clama por ser descubierto, que te seduce con ruinas, castillos y la promesa de una recompensa sin igual, siendo prácticamente irresistible el deseo por desviarse del camino para “ver que hay por allá”. 



El mapa es enorme, pero no se siente vacío y definitivamente está a años luz de lo que se puede ver en juegos como Assassin 's Creed o The Witcher 3. Lo que quiero decir con esto, es que aquí las zonas no están divididas por nivel y el enemigo que era un pelele al comienzo, seguía siendo un pelele cuando mi personaje había mejorado. Nunca me hizo mucho sentido eso de que un jabalí o un soldado romano me pudiera limpiar de un plumazo por tener un par de niveles más por encima del mío. Además, mencionar que desde el minuto 5 (que es aproximadamente la cantidad de tiempo que dura el tutorial) se nos permite ir a donde queramos, a excepción de un par de lugares que no voy a mencionar para dejar esta review libre de spoilers. Y algo que me gustó mucho, es que en el mapa no hay una excesiva cantidad de los típicos iconos de objetos coleccionables o misiones secundarias, sino que se muestra lo justo y necesario a fin de incentivar la exploración y potenciar ese sentimiento de descubrimiento constante.


La verdad es que hay muchos detalles más que podría abordar, pero extendería esta reseña de forma innecesaria. Solo resta mencionar que si bien el apartado visual ha sido algo que desató cierta controversia, entiendo que la intención de FromSoftware ha sido priorizar el apartado artístico por encima del músculo gráfico. Esto ha dado como resultado un título visualmente maravilloso que en más de una ocasión me ha dejado con la boca abierta, aunque cierto es que al mismo tiempo permanece anclado al pasado, a un motor que no permite el nivel de detalle “next-gen” que tanto se le reclama. Respecto al rendimiento en sí, he disfrutado del juego en una PC de gama baja (para los estándares de hoy día) y no he notado más que algún que otro tirón o caída de frames en contadas situaciones. Nada grave, a decir verdad.


Como toda gran obra, Elden Ring es (casi) perfecta, incluso en su imperfección. Es un título maravilloso que se siente tan familiar como el abrazo de un ser querido, pero que asombra con sus sorpresas y que reta al jugador de forma constante, ya sea con una pelea, un puzzle, o invitando a estudiar el terreno para encontrar el camino que nos permita seguir viaje. Es una obra que sabe dar mucho, demasiado, a quien se empeñe en investigar a conciencia cada rincón de su mundo. Y lo mejor, es que la sensación de asombro no disminuye con la décima tumba descubierta -aún cuando algunas de estas tienen un diseño muy similar entre sí- o cuando nos encontramos postrados frente a otro castillo. FromSoftware, de alguna manera ha dado en la tecla con su receta, pudiendo ofrecer una particular mezcla de familiaridad y novedad constante, haciendo de las Tierras Intermedias un lugar muy difícil de abandonar.



En definitiva, Elden Ring es la culminación de 15 años de trabajo que han permitido a FromSoftware mejorar y consolidar título a título los cimientos que han dado vida a algunos de los juegos más aclamados de todos los tiempos. Por supuesto, es legítimo esperar que tarde o temprano el estudio dé un paso hacia la próxima generación en términos técnicos, pero el resultado obtenido es realmente impresionante que la ausencia de gráficos de nueva generación, el reciclado de animaciones, de algunos enemigos y la presencia de algún que otro bug menor, resulta meramente anecdótico. Miyazaki y compañía han dado vida a uno de los mejores títulos de mundo abierto, además de una clase magistral de diseño. Elden Ring no es solo un videojuego: Es uno de los viajes más épicos a un mundo de fantasía oscura que, me atrevo a asegurar, nadie podrá olvidar durante mucho tiempo.


Lo bueno:

- Las Tierras Intermedias son maravillosas.

- La exploración y la constante sensación de descubrimiento.

- El diseño de los jefes y las batallas contra estos.

- Excelente diseño de mundo abierto.

- La libertad de hacer las cosas a tu propio ritmo.

- A nivel visual es cautivador.


Lo malo:

- El reciclado de algunos jefes y enemigos.

- Ligeros inconvenientes con el rendimiento.

- Algún que otro bug menor.


Nota Final:


9.5

Excelente
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ESCRITO POR Viejo Frank

Amante de los juegos, las series, películas y cómics... ¡Y del maldito rock n roll! Si no está jugando, está tocando su bateria.

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