Serie-review: Twin Peaks The Return — primeros cuatro capítulos


Tras 25 años (si tomamos a cuenta Fire Walk With Me), por fin tenemos entre nosotros más Twin Peaks. Resulta difícil recapitular la escabrosa epopeya que sucedió en el ínterin desde el 92 hasta hoy; el esfuerzo unánime de los fans que nunca callaron y que, año tras año, realizaron festivales en conmemoración de un show cuyo paso por la televisión fue símil a la imagen de una estrella fugaz atravesando el cielo nocturno. Twin Peaks se concibió a fines de la década del 80; la televisión de entonces siendo un medio harto distinto al presente. Las sitcom, otrora el género más consumido, estaba transformándose, pasando a ser más una comedia “de amigos” en espacios públicos cual bares y cafeterías; por otra parte, comenzaba a encausarse el espacio para la acción y el género policial (géneros que, poco más tarde, el reality tomaría prestados en pos de nacer y crear una nueva tendencia). 

Pero no obstante, había algo faltante en todos estos programas; la tendencia más importante: la serialización. Antes del 90, cada capítulo tocaba distintos conflictos que, mayormente, serían resueltos al finalizar el mismo. La propuesta de la continuidad narrativa, hilada a través de los capítulos (y temporadas), cual una longeva película emitida semanalmente, la engendraron las mentes de David Lynch y Mark Frost quienes, en el 90, estrenaron el ovacionado piloto de Twin Peaks. Lynch un extraño para la televisión pero de mucho renombre tras recientemente haber dirigido Blue Velvet y Dune, ambas películas protagonizadas por Kyle Maclachlan, nuestro queridísimo Agent Cooper. Frost, en cambio, sí conocía el miedo, especialmente gracias a su aporte con la serie Hill Street Blues. De esa amalgama sucedió un brainstorming que encantó a la Generación X y que, el día 21 de Mayo de 2017, retornó para terminar lo que comenzó. Sin duda está siendo una loooongeva película.



Con David Lynch nunca sería sencillo, sin embargo. Tras el primer dúo de capítulos, uno soslayaba internet y ya se encontraba comentarios de todo tipo: mayormente, extremistas. Algunos amaron esas dos horas. Otros…, no tanto. ¿Iba a ser de otra manera? Resulta un tanto ingenuo pensar que, casi tres décadas más tarde, Twin Peaks iba a ser tal cual fue cuando originalmente estuvo al aire (y en un canal de aire, justamente). Como David Nevins dijo en enero al referirse a Twin Peaks: The Return (qué bello suena ese título): “es la versión de heroína pura de David Lynch”. Y eso es exactamente lo que es. En esta oportunidad, Lynch dirige la serie en su totalidad, y es admirable la libertad que Showtime le otorgó. Quienes hayan anteriormente visionado (y, mejor aún: diseccionado) la obra de Lynch sabrán el corpus con el que se maneja este señor. No es un tipo sencillo. No es para cualquiera. Es, en términos genéricos, un vanguardista. Experimental. Él, inspirado por Francis Bacon, pinta.

Y qué pinturita que es Twin Peaks.


Naturalmente son factibles los ceños fruncidos de muchos fanáticos de la serie original. Lejos está The Return de ser un soap opera multifacético. Y de hecho esta nueva ocurrencia de Lynch y Frost en el mundillo de Twin Peaks se asemeja más, de momento, a obras como Inland Empire. O, incluso, a Eraserhead, ópera prima de Lynch. O, incluso, yéndonos más y más lejos, a sus cortos primerizos: The Alphabet y Six Men Getting Sick. Quienes estén familiarizados con estas producciones podrán ya ir esbozando la tonalidad de esta tercer temporada. Que, cuidado, está lejos de terminar. Showtime lanzó también las partes tres y cuatro para ver online: estas dos, más las primeras dos, forman lo que sería el primer acto. Porque, recordemos, Twin Peaks: The Return fue filmada como una larga película de 18 horas, haciendo más hincapié que nunca en que la serialización es, qué sino, una película en muchas partes. Dentro de esas 18 horas, en 4 horas tenemos el primer acto. Está todo: la imagen inicial, la introducción de los protagónicos, el set-up, el detonante y, por último, el primer punto de giro. Por eso, justamente, viendo los dos primeros capítulos no alcanza; allí Lynch meramente nos da una noción de lo que pasa, con mucha presentación de temática y tono, mucha imagen abstracta que no termina de cobrar del todo sentido. Pero, finalizada la visión de las cuatro partes… entonces sí, ya se divisa un conflicto y sus dos fuerzas chocándose entre sí. ¿Qué sigue? Ya en el segundo acto, la estructura narrativa se presta a la introducción de tramas secundarias y, con ello, nuevos personajes (presiento que Laura Dern está a la vuelta de la esquina).

Algunos puntos a contemplar de estas debutantes cuatro horas (y de acá en más doy rienda suelta a los spoilers, están advertidos):

-          ¿Cuántas cejas se arquearon cuando Kyle MacLachlan apareció con una notoria peluca?
-          ¿Cuántas cejas se volvieron a arquear con las súbitas apariciones de un notorio CGI?
-          ¿Quizá es adrede? ¿Quizá es parte del show? Con Lynch, difícil discernirlo.
-          Angelo Badalamenti está notoriamente ausente en gran parte de estas cuatro horas.
-          ¡Albert y Gordon Cole! ¡Denise! ¡Tamara Preston, de The Secret History of Twin Peaks!
-          Que en paz descanse Catherine Coulson, devastadores son los pocos planos en los que aparece. Miguel Ferrer, lo mismo, cada risa que me provoca de nuevo viene acompañada de una inexorable tristeza.
-          Algunas cosas cambiaron en la comisaría de Twin Peaks (los nuevos no se llevan bien con Andy y Lucy; Lucy no se lleva con los celulares), empezando por el sheriff. Sí, tal cual muchos vimos venir, Robert Forster encarna al hermano de Harry Truman.
-          Otra que se vio venir: Michael Cera como hijo de Andy y Lucy. ¿Lo sorprendente? Michael Cera haciendo una imitación de Marlon Brando. ¿Otra que se vio venir? Lynch dedicándole extensos e inmóviles planos al, aparentemente, trivial monólogo de Michael Cera.
-          ¿Va Scooby-Doo ayudar a Shaggy?
-          ¡El Waiting Room! ¡Qué bello volver! ¡Laura! Laurita querida… Un momento… ¿Qué está siendo Laura con su rostro…?
-          ¿Cooper estuvo 25 años sentado en ese mismo sillón? Eso no puede ser bueno para su salud (evidentemente no lo fue, miren cómo quedó después).
-          El recast del enano por un árbol es, lejos, el mejor recast en la historia.
-          James has always been cool” ????


Resumiendo: estas cuatro horas se vieron catapultadas por momentos de tendido ¿silencio?, o de la presencia de un distante y alarmante zumbido, junto a otros aspectos característicos de la narrativa del señor Lynch. Largos y estoicos planos prácticamente inmóviles fueron mezclados con momentos frenéticos y apremiantes –el comienzo del tercer capítulo, por favor, maravillado estoy–, con un saborcito onírico que impregna cada escena, como no podría ser menos. Lento pero seguro, poco a poco vamos vislumbrando características de la serie original –la repentina aparición del theme de Laura, ¿a quién no conmovió?–, al tiempo que somos testigos de personajes tan conocidos actuando de forma tan extraña –“Hellooooooo!”–. Todo esto y mucho más es Twin Peaks. Encantado me encuentro tras haber estado toda la noche en vilo mirando estas primeras cuatro partes. Sinceramente, no sé hacia qué dirección viraran los señores Lynch y Frost. Cada escena es una sorpresa, y eso me fascina. Gracias por volver, no puedo esperar para ver cómo continúa esta epopeya.

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Más Lynch que nunca.
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ESCRITO POR gonzzCABJ

Escritor en ratos libres. Gamer por la noche. Cineasta en el futuro.

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