“Mi objetivo en la vida era estar
preparado, y lo estuve.”
La repentina aparición de una nueva película
portando el término “Cloverfield” en su titulación no fue nada menos que
sorprendente, asimismo símil sucede con el hecho de que el estreno de susodicha
producción estuviese a la vuelta de la esquina. Uno no podía más que quedarse
atontando frente a su respectiva pantalla ante dicho acontecimiento, y porque
sí, fue una suerte de milagro que, hoy en día, en esta generación saturada de
información, tal película haya prácticamente pasado debajo del radar. Su primer
tráiler nos adentraba en un mundo de claustrofobia, con Mary Elizabeth Winstead
(Scott Pilgrim vs the World, The Thing) interpretando a una muchacha que
despierta en un sótano, aparentemente salvada por misterioso Mesías encarnado
por el simpático John Goodman (Big Lebowski, Argo). Cerraba la ecuación el personaje
lisiado de John Gallagher Jr. (Short Term 12, Hush), en un trailer somnoliento
que daba todas las de ocultar algo detrás de aquélla sobria solitud que
embargaba a su trío protagónica. Un miedo de lo que estaba afuera… ¿o adentro?
La verdad
sea dicha, 10 Cloverfield Lane –o Av. Cloverfield 10, si les es más cómodo– es
pero no es una secuela de aquélla, también inesperada, película de 2008. Lejos
está de ser un mockumentary y tanto su paradigma como comportamiento en sí bien
claro está, ya desde el vamos, que dista de ser semejante. En rigor, la
película originalmente fue simplemente nombrada como “The Cellar” –es decir, “El
Sótano”– y su storyline, si bien símil, no incluía ninguno de los elementos
propios del sci-fi que la cinta final esboza. A lo que voy con estas líneas es:
no vayan a ver “Cloverfield 2” porque en la hora y media de metraje no se
presenta casi ni un ápice que atestigüe que estamos ante dicha secuela; sino,
como bien dijo JJ Abrams –que acá ejerce de productor–, es una suerte de “secuela
espiritual”. Francamente, a opinión de este escritor, forzaron una historia a
formar parte de este macro-universo a fin de asegurarse cierta taquilla, lo
cual no necesariamente es algo malo, pero es lo que es. Consecuentemente, la
invasión extraterrestre que sucede afuera pasa a un plano secundario,
transformándose prácticamente en un Macguffin, dejando lugar a una película en
la que todo se trata de humanos y sensaciones muy humanas, porque cuando
Michelle (Winstead) escapa de casa y tiene un accidente automovilístico en
medio de la noche, despierta restringida en un monótono cuarto bajo tierra sin
mucha pista de qué está pasando exactamente, enter Howard (Goodman), quien asegura haberla salvado y de que todo
el mundo se fue a la mierda. Lo que sigue es una somera serie de progresivos
sucesos que empiezan a hacer vacilar a los testigos, provocando, a falta de
respuestas, la pregunta: ¿es más seguro adentro o afuera?
10
Cloverfield Lane es la ópera prima de Dan Trachtenberg y una muy buena labor
para el joven en la treintena quien, bajo un guión escrito por Josh Campbell,
Matthew Stuecken y Damien Chazelle –pequeña (no) trivia: este último director y
escritor de Whiplash–, no intenta nada raro y logra plasmar gradual y prolijo
cada parte de la cinta. Realmente, es hasta quizá un prometedor primer laburo
el que se le acredita a este muchacho, entre los movimientos de cámara –mención
especial a los camarógrafos, más aun en los panorámicos– y los planos cerrados,
que son naturalmente varios, que enfatizan puntualidades importantes tanto de
los personajes como de los objetos que los rodean. En líneas generales, un
desempeño redondo sutilmente acompañado y apuntalado por la fotografía de Jeff
Cutter (Orphan, Nightmare on Elm Street 2010), de especial despliegue en los
minutos culminantes del film, impregnando a la imagen de un color tanto lóbrego
como sobre todo inquietante. Efectivamente te sumergen en la situación de los
protagonistas.
Y, si bien
la película tiene un activo tercer personaje –Emmett, encarnado por Gallagher
Jr.–, este no cumple sino la función de profundizar la complejidad de los otros
dos personajes ya que, a fin de cuentas, dentro de la narrativa del film existe
una vehemente y omnipresente alusión cuyas analogías a lo largo de las escenas
no hacen más que dejarlo bien en claro, incluyendo el tan “descoyuntado” final
–final que viene acompañado de un suspension
of disbelief bastante primordial–, que da un cierre al arco de la
protagonista. Porque, como dije, se trata todo sobre personajes, y gracias a
ciertas sutilezas en el guión y a la entrega de líneas y expresiones
interpretadas sobresalientemente por el elenco actoral, estamos frente a una
pieza que otorga una abrumadora mirada de lo que es, en parte, el abuso, y ahí
se las dejo.
Todos estos
elementos trabajando juntos logran una obra austera, de pocas locaciones pero
muy bien narrada, con ritmo preciso pero sin prescindir de cierta mesurada
contundencia. Mención especial a la composición musical de Bear McCreary (The
Walking Dead), que termina de adornar el drama y la vorágine emocional que toda
la situación conlleva. Vean 10 Cloverfield Lane, se van a hallar con una
película simple pero provocativa, que lejos de ser su relativa de sangre o War
of the Worlds pero que, sin duda, es algo más, y eso está bien.

Escritor en ratos libres. Gamer por la noche. Cineasta en el futuro.
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