Shadow of the Beast fue un título emblema para la Commodore Amiga. En su momento, presentaba un detalle gráfico y técnico sobresaliente dada su paleta de colores y el uso del Parallax Scrolling en sus fondos, eso sin contar con su historia oscura y violenta que introducía los conceptos de venganza, retribución y redención de su protagonista.
Con el anuncio del lanzamiento de la reversión del clásico, el estudio Heavy Spectrum Entertainment Labs tenía la ardua tarea de reajustar a la época actual muchos de los conceptos que presentó en su momento el juego, hoy con más de veinte años de vida.
Agarrar por primera vez Shadow of the Beast es un viaje al pasado y eso no está bueno. El esquema de controles hoy en día está obsoleto, lento y con retardo entre que apretamos el botón y se ejecuta la acción, lo que trae problemas al tener que realizar ciertas acciones como en un quicktime event que nos permite eliminar enemigos en cadena. Esta acción, llamada Furia, consiste en apretar Cuadrado y marcar la dirección correcta, pero si se realiza a destiempo, se pierde el combo. Ya adivinaron que pasa cuando apretamos lo que vemos en pantalla y se retrasa la acción, ¿no?
El juego no se siente fluido. La falta de ritmo y el personaje no es lo bastante rápido para como se plantean los combates. Vendrán enemigos por los laterales y tendremos que eliminarlos para conseguir el mejor puntaje, que consiste en mejores combos y menores golpes recibidos. Dado que mientras ataquemos seguirán viniendo en olas, es probable recibir un golpe mientras ejecutamos a un enemigo aún si apretamos el bloqueo o realizamos un esquive. El tiempo vuelve a ser fundamental y el control no acompaña.


Podremos recuperar vida si devoramos al enemigo, podremos recolectar sangre que nos permitirá ejecutar la técnica de Furia y tendremos varios combos que podremos mejorar a lo largo de la historia con puntos o con Talismanes. Nos acostumbraremos a estos controles con la práctica, pero el hecho de pasar por alto todas las mejoras en el género para poder mantenerse "fiel" al original es un paso para atrás.


Los escenarios invitan a la exploración y a la búsqueda de secretos para destrabar nuevas partes de su historia. El diseño es hermoso, magnífico y espectacular en partes iguales gracias a su diversidad en las ambientaciones , lo que viene dado por continuar con la línea de Roger Dean (el autor del arte de tapa del juego original). Su historia es un gran punto a favor que pierde su interés cuando lo único importante es mejorar nuestro puntaje online. Al finalizar cada nivel nos dan puntos, estos puntos junto a los orbes destraban más contenido y por ende, su historia al 100%.
El problema viene por otra cuestionable decisión en el uso de un especial que posee Aarbron, nuestro protagonista. Apretando el panel táctil del Dualshock, el personaje invade la pantalla con pinchos que surgen del suelo. Un arma formidable cuando estamos en aprietos, pero la única forma de lograr destrabar los orbes para las nuevas secciones dentro de cada mapa. O usamos el especial para sobrevivir (dado que el título es difícil aun en su menor dificultad) y darnos cuenta que en la próxima pantalla teníamos un orbe o lo resguardamos hasta encontrar un orbe. Esto invita a revisitar los escenarios, obviamente, pero se presenta molesto al querer pasar el juego y conseguir gran parte de la historia, sin necesidad de ese tour.
Lo Bueno:
- Los escenarios, los jefes finales, la música.
- Muy fiel al original, con un trabajo excelente.
- Muy fiel al original, con un trabajo excelente.
- El lanzamiento incluye el Shadow of the Beast original para poder contrastar las versiones.
- Controles toscos, el combate y las secciones de plataforma se resienten por el tiempo de respuesta.
- Cuestionables decisiones de diseño veinte años después del lanzamiento del título original.
Nota Final:
7
Padre y gamer compulsivo, Novio-marido-esposo-etc... Pendiente de terapia entre otros asuntillos mas...
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