Lanzamiento: 24 de octubre de 2016
Plataforma: PC, PS4, XONE
Análisis basado en una copia digital del juego para Steam facilitada por Bandai Namco
La llegada de Dark
Souls III fue uno de los grandes motivos de alegría de este 2016, sobre
todo para los amantes del trabajo de Hidetaka Miyazaki,
aunque también generó algo de tristeza saber que esta entrega sería la
última de la saga. Sin embargo, que el creativo nipón diera por finalizado
su trabajo con la franquicia no quiere decir que From Software ya no tuviera más nada que brindar a Dark Souls III.
Al breve de que este título llegara al mercado, se
anunció que tendría dos DLC, los que
prolongarían el último suspiro de una de las obras más simbólicas de los
últimos tiempos. Ashes of Ariandel
es el primero de estos contenidos, el anteúltimo latido, que llevará al “Ashen One” a vivir nuevos desafíos en un
gélido y hermoso mundo.
Una palabra de aviso antes de continuar… Si
disfrutaron, tanto como yo, de Dark
Souls III, jueguen a este DLC,
disfrútenlo lentamente y degústenlo, ya que el próximo que venga marcará el
final definitivo…
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La nueva ambientación, nevada y neblinosa, esconde muchos peligros. |
Imagino que a estas alturas, como mínimo, se estarán preguntado ¿Qué ofrece Ashes of Ariandel? y ¿Por qué debería jugarlo? A eso voy, a eso voy… Tranquilos, vayamos por partes…
En respuesta a la primera incógnita, déjenme
contarles que esta “expansión” agrega una extensa zona plagada de enemigos, una
nueva modalidad P.V.P. y, por
supuesto, desafiantes combates contra nuevos jefes que pondrán a prueba todo lo
aprendido hasta el momento. Además, para hacer más “llevadero” este viaje, se
agregaron nuevos hechizos, armas y objetos… Ojo, no mal interpreten, ¡Igual
vamos a morir bastante!
Ahora intentaré responder a la segunda pregunta,
adentrándonos un poco más en detalle, desmenuzando las virtudes y los defectos
de este DLC.
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Los lobos no son duros ni difíciles de derrotar, pero cuando atacan en manada complican mucho las cosas. |
Un extenso, desolado, lúgubre y frío escenario se
presenta ante nuestros ojos, manteniendo el nivel de detalle visto en el juego
original. Este nuevo Mundo Pintado ofrece una diversidad de paisajes tales como
bosques formados por árboles muertos, un asentamiento de “hombres cuervo” y
viejas capillas. A decir verdad, no es nada que no se viera ya en Dark Souls III, sin embargo esta nueva
ambientación nevada le sienta de maravillas y sumado a su excelente diseño da
como resultado uno de los mejores lugares que visitar en el juego.
Algo que llamó mi atención es que, a primera vista, este mapa puede sentirse algo solitario, debido a que la sensación de “estar
solos” que genera es muy buena gracias a la constante niebla y a la copiosa
nevisca que cae sin cesar, que reducen en gran medida nuestra visibilidad…
pero, ¡cuidado! No se dejen engañar: muchos son los enemigos que aguardan al
acecho, esperando a atravesarnos con sus armas, desgarrarnos con sus colmillos
o destrozarnos con sus garras cuando caigamos presa del exceso de confianza al
sentir que estamos “de paseo” disfrutando de las hermosas y escalofriantes
vistas del lugar.
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Creo que alguien se molesto porque elimine a sus cachorros... |
La dificultad sigue siendo una constante en este DLC, y sinceramente, no esperaba menos.
Lo ideal es entrar en este nuevo mundo cuando nuestro personaje alcance el
nivel setenta u ochenta, ya que los enemigos a los que tendremos que plantar
cara no mostrarán misericordia para con nosotros. Algunos de los ejemplares a
los que enfrentaremos pueden aparentar simples desafíos, tal como es el caso de
los lobos… aunque su comportamiento puede tornar una pelea fácil en un combate
desafiante debido a que en cuanto se vean amenazados, aullarán llamando al
resto de la manada y se lanzarán encima de nosotros una vez se hayan reunido en
buen número. Otros enemigos serán algo más duros, los caballeros Millwood por
ejemplo, inmensas moles recubiertas en metal capaces de propinan poderosos
golpes o los ágiles e implacables hombres cuervo, portadores de terribles
garras (a lo Edward Scissorhands) que causan hemorragias.
Algo que supo explotar muy bien Dark Souls III fueron las batallas
contra los jefes; memorables momentos que hoy por hoy son sello de garantía de que
vamos a morir la saga. Ashes of
Ariandel también aporta su granito de arena en este aspecto, (si no hubiera
combate con jefes, difícilmente podríamos aceptarlo como un DLC digno de un excelente juego), aunque
lamentablemente me deja un sabor a “poco”: Solo dos nuevos jefes se incorporan
al plantel, uno obligatorio (el final) y otro opcional, manteniendo la epicidad que caracterizan este tipo
de enfrentamiento, acompañada por la excelente banda de sonido que ensalza cada
batalla en forma única. No quiero spoilear
mucho respecto a los bosses, pero
creo que con el final van a quedar mucho más que satisfechos.
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El Padre Ariandel y la Hermana Friede, jefes poderosos si los hay. |
La gran novedad de este contenido es la arena P.V.P. Muchos recordarán las famosas invasiones, ya sea para asistir o eliminar a aquel jugador que nos caía en gracia (o desgracia, si es que íbamos a matarlo). A raíz de que gran parte de que los jugadores de Dark Souls III establecieron ciertos puntos de encuentro para combatir en peleas a muerte como si de un coliseo se tratase, a From Software pareció agradarle la idea y decidió incorporar una arena para tal fin.
Pero… pero… (Siempre hay un “pero”) esta arena no
está disponible desde el principio. Para acceder a ella, tendremos que
conseguir cierto objeto, que lo da cierto enemigo… ¿Vieron que mencioné que un
jefe era “opcional”? Bueno, si queremos tomar parte en “Las partidas de No Muerto” será obligatorio eliminar a dicho “jefe
opcional”… De todos modos, aun si no nos interesan las partidas P.V.P., no se
debe dejar pasar por alto esta pelea.
Entrar a este modo es muy sencillo; desde
cualquier hoguera podremos hacerlo sin inconvenientes. Una vez ingresemos podremos
elegir entre combates uno contra uno (con o sin posibilidad de curarse mediante
el uso de Estus) o armar equipo con hasta dos jugadores y enfrentarnos a otro
equipo en igualdad de condiciones. Las partidas en general transcurren sin
problemas de lag, aunque depende mucho de las conexiones de internet.
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Los imponentes caballeros Millwood. |
Lamentablemente no todo lo que brilla es oro, y si
hay cuestiones que son criticables, como por ejemplo la duración: en tan solo
cinco o seis horas se termina todo el contenido… eso sí quien está detrás de
los controles es un jugador medio manco como yo. Un jugador experimentado en
cuatro horas lo puede terminar sin inconvenientes.
Otra contra es que lo más novedoso es la arena P.V.P., por lo que si no se tiene interés en batallar contra otros jugadores, esta parte del contenido puede pasar total y absolutamente desapercibida. No son muchas cuestiones las que objetar, pero indudablemente tienen su peso a la hora de gastar los $15 dólares que este DLC cuesta.
Otra contra es que lo más novedoso es la arena P.V.P., por lo que si no se tiene interés en batallar contra otros jugadores, esta parte del contenido puede pasar total y absolutamente desapercibida. No son muchas cuestiones las que objetar, pero indudablemente tienen su peso a la hora de gastar los $15 dólares que este DLC cuesta.
Lo bueno:
- Un DLC que extiende la vida útil de Dark Souls III.
- El Mundo Pintado de Ariandel en toda su extensión.
- Enfrentamiento final sumamente desafiante y a la altura del juego original.
Lo malo:
- Solo son cinco o seis horas de felicidad.
- La relación precio/duración.
- Si no se aprovecha la modalidad P.V.P. se pierde gran parte del contenido adicional.
Lo feo:
Lo feo:
- Que el próximo DLC sea lo último que veamos de la saga Souls.
Nota Final:
7.5
7.5
Amante de los juegos, las series, películas y cómics... ¡Y del maldito rock n roll! Si no está jugando, está tocando su bateria.
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