Desarrollador: From Software
Distribuidora: Bandai Namco
Lanzamiento: 12 de abril de 2016
Plataforma: PC, PS4, XONE
Análisis basado en una copia digital del juego para Steam facilitada por Bandai Namco
Desde el mismo momento en que se revelo la existencia de Dark Souls III, lo único que se han generado son expectativas… ¡GRANDES EXPECTATIVAS! Y la verdad que no es para menos. From Software tiene en su haber títulos de incuestionable calidad entre los que destacan, sin lugar a dudas, aquellos pertenecientes a la saga “Souls”.
En 2011 nació
el primero de la dinastía: Dark Souls,
un RPG de acción en tercera persona. Sus principales características eran su atmósfera
–oscura y absorbente-, sus controles prácticos, las opciones multijugador y por
sobre todo su desafiante dificultad, la cual se encontraba muy por encima de lo
normal. Este combo hizo del juego un éxito rotundo, generando una gran
comunidad de fanáticos que ansiaban una secuela.
Es así que en 2014 Dark Souls II vio la
luz. Si bien el juego fue bien recibido por la crítica
especializada, no corrió la misma suerte entre los fanáticos que supo cosechar
su predecesor: Una historia menos atractiva, jefes menos inspirados y
escenarios que carecían de la “majestuosidad” del juego anterior, fueron los
puntos más criticados por la
comunidad. Más allá de los sustanciales cambios en el juego
en si, uno de los más importantes fue que Hidetaka Miyazaki, productor de Dark
Souls I y de Demon`s Soul, no volvió para cumplir esa función, ya que sus energías estaban centradas en el desarrollo de "Bloodborne" y en su lugar
solo actuó como supervisor. Y
eso se notó.
Para alegría de muchos, en 2015 se anunció
que habría una tercera parte y con esto, el retorno del hijo pródigo a la
producción, sí, Miyazaki y su mente retorcida. Hoy en 2016, aquel anuncio es ya
una realidad: tenemos en nuestras manos Dark Souls III, juego con el que se
pretende dar fin a una de las trilogías más importantes de los últimos tiempos…
y ¿Qué mejor que hacerlo con broche de oro? Creo que nos encontramos ya ante
uno de los mejores juegos del año.
Esta tercera entrega –primera para la nueva generación-
cuenta con un sistema de combate mejorado, nuevos ataques, escenarios más
grandes y más posibilidades de exploración. Es increíble que algo tan simple
como morir hará que nos emocionemos. Es difícil decir si este es el mejor Dark Souls, ya que como mencionaba,
todos los títulos de la saga cuentan con excelentes críticas. Lo que si puedo
decir a ciencia cierta, es que este Souls
toma lo mejor de sus hermanos y nos ofrece una mejor experiencia.
El juego se sitúa en el mismo universo que
sus predecesores, aunque guarda mayor relación con el primero de la saga, qué
si aún no lo jugaron -¿Qué esperan?- ciertos guiños se les pasaran por alto. Por
ejemplo al ir explorando encontraremos lugares que, aunque a priori se vean
diferentes, nos recordarán a ciertas locaciones visitadas en el pasado.
Al comenzar la partida se nos muestra una
pequeña intro donde podemos conocer a
los Señores de la Ceniza, a quienes debemos buscar, y se nos cuenta –escuetamente-
algo de la historia… típico de la saga es que todo se ira revelando en la
medida que avancemos en el juego y vayamos hablando con los NPC que nos
encontremos por nuestro camino. Luego de la cinemática, procedemos a la
creación de nuestro avatar. La cantidad de clases se amplía respecto a la
segunda entrega, la cual se había visto reducida. Podremos elegir entre
Caballero, Guerrero, Mercenario, Asesino, Hechicero, Clérigo, Ladrón, Heraldo, Piromántico
y Marginado. Cada una posee sus características y habilidades particulares,
como así equipamiento inicial diferente. También se nos permite configurar a
nuestro personaje a gusto, permitiéndonos elegir entre una amplia variedad de
peinados, color de piel, contextura física, tatuajes, marcas, etc. Definidos
todos estos parámetros comenzamos con nuestra aventura.
El medieval reino de Lothric es un sitio siniestro,
lúgubre y gris, bañado por una tenue luz y lleno de secretos… pero… ¡Un
maravilloso lugar por conocer! Cada sitio que visitemos esta lleno de detalles,
grotescos y hermosos, aterradores, oscuros pero que ofrecen increíbles postales,
pudiendo vislumbrar en el horizonte los lugares por recorrer.
Los escenarios están muy bien diseñados (probablemente
el mejor diseño que he visto en mucho tiempo) son realmente grandes, variados,
algo más iluminados que los otros Souls y
cada uno tiene su peculiaridad. Pasaremos de las imponentes murallas de Lothric
–un castillo de estilo europeo bien medieval- a parajes inhóspitos como el paso
de los muertos –una suerte de aldea poco menos que macabra- entre otros tantos
lugares, bien diferentes entre sí, pero coherentemente conectados unos con
otros. Si bien en un comienzo la exploración de los mismos puede parecernos
algo “lineal”, al cabo de unos momentos nos damos cuenta de lo equivocado que estábamos
debido a la variedad de caminos alternativos que encontraremos.
Además, y como se había prometido, podemos explorar lo que vemos. Por ejemplo en una de las locaciones, distinguiremos una lejana torre desde la que un enorme sujeto arroja lanzas a un punto del mapa… lejos de ser un detalle decorativo, no sólo que llegaremos a ese punto del mapa -en el que sí no tenemos cuidado seremos empalado por una de esas lanzas-, sino que si seguimos recorriendo, podremos abrirnos paso hasta la, otrora, lejana torre e inclusive estar frente a frente con el gigante que nos asediaba. Claro que no podemos dejarnos llevar por esta premisa y pensar que podremos recorrer el mundo a nuestras anchas; habrá lugares que por diversos accidentes geográficos quizás no sean accesibles, pero sin lugar a dudas los mapas de Dark Souls III son más grandes que los de los anteriores juegos dela saga. Como si esto
fuera poco, hay secretos por doquier, mucho más que los que en cualquiera de
sus predecesores… eso sí, muchas veces descubrir uno puede costarnos la vida… o
la muerte, según se quiera ver.
Además, y como se había prometido, podemos explorar lo que vemos. Por ejemplo en una de las locaciones, distinguiremos una lejana torre desde la que un enorme sujeto arroja lanzas a un punto del mapa… lejos de ser un detalle decorativo, no sólo que llegaremos a ese punto del mapa -en el que sí no tenemos cuidado seremos empalado por una de esas lanzas-, sino que si seguimos recorriendo, podremos abrirnos paso hasta la, otrora, lejana torre e inclusive estar frente a frente con el gigante que nos asediaba. Claro que no podemos dejarnos llevar por esta premisa y pensar que podremos recorrer el mundo a nuestras anchas; habrá lugares que por diversos accidentes geográficos quizás no sean accesibles, pero sin lugar a dudas los mapas de Dark Souls III son más grandes que los de los anteriores juegos de
Las hogueras dicen ¡Presente! nuevamente.
Estas funcionan como puntos de control y son el medio mas rápido y efectivo
para viajar de un lugar a otro en el mismo mapa o a locaciones previamente
visitadas. En las hogueras podremos descansar, con lo cual repondremos nuestros
puntos de vida y magia, nuestros frascos de estus y además se repararan nuestras armas. Por último,
y por ello no menos importante, son el único medio que tenemos para llegar al
"Santuario de Fuego" (una suerte de base principal), lugar donde
podremos subir de nivel, visitar al herrero y a los mercaderes entre otros NPC.
Tal como mencionáramos en el avance, uno de
los cambios más notorios está en el sistema de combate y en la velocidad del
mismo, siguiendo con el ritmo frenético impuesto por Bloodborne, aunque sin
llegar a ese nivel. Tanto nuestro personaje como los enemigos a los que
enfrenta, se mueven con gran fluidez y agilidad –incluso los de mayor tamaño-,
haciendo gala de un gran repertorio de movimientos de ataque y defensa. Como
novedad incorpora lo que From Software
llama “Arte de Armas”. Esta mecánica le proporciona a las armas ataques únicos
y especiales como para agregarle algo mas al pulido sistema de combate. Por
ejemplo, si equipamos a nuestro personaje con una espada, presionando un botón,
adopta una postura diferente la cual le permite ejecutar un potente golpe hacia
arriba que desestabilizara a nuestros enemigos rompiendo su defensa. Lo mismo
sucede al equiparnos con un par de cimitarras –una en cada mano- lo que nos
permite efectuar un ataque especial giratorio para poder lidiar con varios
enemigos a la vez. Los
escudos no se quedaron afuera de este cambio y también ganaron este tipo de técnicas.
Están los clásicos –los que nos permiten además de bloquear, efectuar un
movimiento para desviar los ataques- y los mas pesados que poseen ataques
especiales, ideales para pasar de la defensa al ataque en instantes. Claro esta
que no todas las técnicas serán efectivas contra todo lo que nos crucemos…
intentar eliminar a un caballero con un giro de cimitarras es más o menos lo
mismo que firmar nuestra sentencia de muerte.
Para el uso de estas habilidades, se cuenta
con una nueva barra -además de la de vida y resistencia- la cual se denomina
“Puntos de Ceniza” (PC) y que constituye otra de las novedades. La barra de PC
funciona como una suerte de “maná” y en la medida que ejecutemos ataques
especiales y lancemos hechizos se irá consumiendo. El uso de los frascos de
Estus, que hasta ahora solo servían para recuperar vida, en esta edición
también servirán para recuperar nuestros PC del siguiente modo: Al comenzar la
aventura se nos dan cinco Frascos de Estus, los cuales se encuentran
divididos en tres para recuperar vida y dos para recuperar magia. Esto
no es arbitrario de todos modos y podemos configurarlo a nuestro antojo visitando
a un viejo conocido de la saga asignando la cantidad que más nos convenga según
nuestro PJ pudiendo asignar todos los usos a recuperar vida o maná. Gestionar eficientemente nuestros recursos –especialmente los magos- será
vital para no quedar sin magia en medio de un combate.
Una de las cosas que se mantiene vigente en Dark Souls III es la dificultad y su
pantalla de “Has Muerto”. Si hay algo que destaca en estos juegos, es lo
difícil… y no hablamos que se pone difícil a medida que vamos avanzando en la
historia, o bueno sí… el juego arranca difícil, se pone algo más complicado
para terminar poniéndose realmente –con perdón de la expresión- jodido. Los
enemigos son implacables, desde los de bajo nivel a los más fuertes. Al
comienzo de la aventura, nos enfrentamos a una especie de “caídos” que, aunque
no tienen mucha resistencia, nos pueden hacer ver la dichosa pantalla de “Has
Muerto” a los pocos segundos si somos descuidados.
Así que pueden hacerse una idea de lo que nos espera mas adelante. Y es
que los combates son así, se definen en dos o tres golpes… quizás alguno más…
pero no mucho y requiere que estemos en constante movimiento, mucha paciencia,
una gran cuota de estrategia y habilidad lograr anteponernos ante la
innumerable cantidad de desafíos que el juego nos arroja. Las criaturas a las
que nos enfrentamos harán uso de todos los recursos de los que disponen para
deshacerse de nosotros, incluso variando sus tácticas de acuerdo a si están a
distancia o cuerpo a cuerpo. Por ejemplo, uno de los enemigos, una especie de
bruja bastante grande que porta un gran mazo con pinchos y un libro de
hechizos, nos comenzará a atacar a distancia con magia para luego, cuando nos
acerquemos –si es que podemos- pasar a hacer uso de su arma melee.
Hay que hacer una mención especial para los Bosses. Los mismos abundan, son
variados, su diseño es brutal y, sobre todo,
complicados de combatir. Nos pondrán a prueba mas de una vez… y si se preguntan
¿Por qué? Bueno, es porque la gente From Software es macabra e
incorpora al combate una “interesante” mecánica llamada “Heat Up”. Esto se
traduce en que, una vez le inflijamos una buena cantidad de daño al jefe de
turno, este cambiara drásticamente su forma de ataque en pleno combate,
obligando a replantearnos nuestra estrategia. La sensación de frustración al
ver nuestra estrategia tornarse estéril es grande, la de victoria al derrotar a
cada uno de ellos, impagable.
La evolución de nuestro personaje se mantiene
igual que en las entregas anteriores. A medida que derrotemos enemigos se nos
otorgaran almas (algo así como puntos de experiencia), los cuales podremos usar
para mejorar alguno de nuestros “stats”, y de este modo subir de nivel.
Respecto a los atributos a mejorar tenemos Vigor, Aprendizaje, Resistencia,
Vitalidad, Fuerza, Destreza, Inteligencia, Fe y Suerte. Este último se
incorpora como novedad –eliminando el stat de humanidad- y su función es
potenciar la probabilidad de encontrar objetos al derrotar a nuestros enemigos,
aunque también aumenta las posibilidades de envenenar, causar hemorragias y
resistir maldiciones. Con cada aumento de atributo, aumentará la cantidad de
almas necesarias para tal fin. Eso sí, cada vez que nos maten –lo que sucederá
con bastante frecuencia- perderemos todas las almas que lleváramos encima, las
cuales podremos recuperar sólo sí llegamos hasta el lugar de nuestra muerte,
por lo que hay que procurar que no nos vuelvan a matar antes si no las queremos
perder para siempre.
Las almas a su vez, se las puede usar como moneda de cambio para comprar ítems y equipamiento a alguno de los tantos mercaderes que encontremos. También son usadas para mejorar nuestras armas, con el herrero –el único en todo el juego- las cuales se podrán reforzar e imbuir con gemas que les proporcionaran distintos efectos. No así nuestras armaduras, las cuales ya no pueden ser mejoradas. Esto puede resultar chocante en un principio, pero viendo el lado bueno, nos brindará la libertad de no quedar preso de nuestra armadura +5 y probar otros “sets” que se adapten más a nuestro estilo de juego o a circunstancias particulares. Por ejemplo, al usar armaduras de mayor peso, nuestra velocidad se ve algo reducida, cosa que nos puede ser contraproducente al enfrentar a algún jefe rápido y quizás nos resulte más adecuado usar armaduras mas livianas pero que nos brinden mayor movilidad. Esto que puede parecer un detalle menor, muchas veces puede marcar la diferencia entre morir o salir airoso de un combate.
Las almas a su vez, se las puede usar como moneda de cambio para comprar ítems y equipamiento a alguno de los tantos mercaderes que encontremos. También son usadas para mejorar nuestras armas, con el herrero –el único en todo el juego- las cuales se podrán reforzar e imbuir con gemas que les proporcionaran distintos efectos. No así nuestras armaduras, las cuales ya no pueden ser mejoradas. Esto puede resultar chocante en un principio, pero viendo el lado bueno, nos brindará la libertad de no quedar preso de nuestra armadura +5 y probar otros “sets” que se adapten más a nuestro estilo de juego o a circunstancias particulares. Por ejemplo, al usar armaduras de mayor peso, nuestra velocidad se ve algo reducida, cosa que nos puede ser contraproducente al enfrentar a algún jefe rápido y quizás nos resulte más adecuado usar armaduras mas livianas pero que nos brinden mayor movilidad. Esto que puede parecer un detalle menor, muchas veces puede marcar la diferencia entre morir o salir airoso de un combate.
Finalmente existen almas especiales, las
cuales obtendremos al derrotar a los jefes. Estas almas las podremos usar para
–previa entrega a uno de los NPC- obtener armas, hechizos e ítems que de otro
modo serian imposibles de obtener.
Como dice la canción “With a little help from my friends”, en Dark Souls III también podemos contar con la ayuda de otros jugadores gracias a las posibilidades multijugador. Estas funcionan de forma similar al primer título: cooperar para deshacernos de algún molesto jefe e invadir para intentar matar a otros jugadores en sus mundos. El juego permite hasta seis jugadores en una misma partida, cuatro cooperando y dos invadiendo. Como para incentivar el multijugador contamos con los “Pactos”, a los que podremos alinearnos mediante un juramento con determinados NPC. De todos modos estos no abundan, aunque ahora resulta más fácil cambiar de un pacto a otro (sólo debemos equiparnos el que queremos seguir) y sirven de perfecta excusa para invadir o invocar a otros jugadores. Además, se puede interactuar con los jugadores dejando mensajes en el suelo para advertir de los peligros, secretos, etc. como también tocar las manchas de sangre que quedan en el piso y ver los segundos previos a la muerte de otros usuarios.
Como dice la canción “With a little help from my friends”, en Dark Souls III también podemos contar con la ayuda de otros jugadores gracias a las posibilidades multijugador. Estas funcionan de forma similar al primer título: cooperar para deshacernos de algún molesto jefe e invadir para intentar matar a otros jugadores en sus mundos. El juego permite hasta seis jugadores en una misma partida, cuatro cooperando y dos invadiendo. Como para incentivar el multijugador contamos con los “Pactos”, a los que podremos alinearnos mediante un juramento con determinados NPC. De todos modos estos no abundan, aunque ahora resulta más fácil cambiar de un pacto a otro (sólo debemos equiparnos el que queremos seguir) y sirven de perfecta excusa para invadir o invocar a otros jugadores. Además, se puede interactuar con los jugadores dejando mensajes en el suelo para advertir de los peligros, secretos, etc. como también tocar las manchas de sangre que quedan en el piso y ver los segundos previos a la muerte de otros usuarios.
El apartado grafico
es cautivador, así sin más. No es que
las texturas sean de lo mejor -de hecho
hay algunas que no son buenas- pero cumplen su función con creces. El juego se
ve fluido y no tiene caída en los FPS. La distancia de dibujado es increíble y
siempre que llegamos a un lugar podemos mirar hacia atrás y ver todo el
escenario que recorrimos. La iluminación de ciertas locaciones contribuye a
crear atmósferas únicas, los efectos de luz al realizar ciertos hechizos, el
fuego o hielo en nuestras armas, las chispas de las espadas al chocar contra un
muro o ser arrastradas por el piso antes de ejecutar un mortal ataque se ven
muy bien. El enfermizo nivel de detalle en las armaduras –mención especial a la
armadura del caballero- es increíble ¡Y ni hablar del diseño de los enemigos!
Especialmente los jefes, que con su gran tamaño nos dejarán sin habla.
El apartado sonoro es muy bueno… ya desde que entramos al juego y llegamos al menú
principal, la banda sonora que se escucha emana epicidad. Las voces de los NPC
cuentan con muy buenas interpretaciones. Al hablar con algunos de ellos podemos
sentir la melancolía, tristeza o sabiduría entre otras cosas. Durante la exploración no se escuchara música,
pero este vacío será llenado con los sonidos producidos por nuestros enemigos,
a los cuales escucharemos caminar y gruñir, obligándonos a estar atentos al
sonido de sus pasos y dándonos esa sensación de estar en constante peligro. Situación
que cambia al combatir a los bosses,
donde la música –muy orquestal– vuelve a tomar protagonismo y como si fuera
poco, cambia según la fase de ataque del jefe ¡Genial!
Si todo lo leído
hasta este punto les parece poco, el juego cuenta con tres finales diferentes
lo que le proporciona un alto nivel de rejugabilidad. Pasarlo por primera vez
puede llegar a tomar mas de 20 horas de juego, y si a todo esto se le suma los
muchos secretos que encierra y el tiempo que puede llevar encontrarlos, las horas
pueden llegar a ser muchas más… eso claro, si no nos quedamos trabados en
alguna complicada batalla, hecho que en mi caso sucedió reiteradas veces,
aunque a los jugadores mas veteranos quizás esto no le suceda.
No todo puede ser
perfecto en Dark Souls III. Un punto
que puede ser tomado como negativo es que en ciertas ocasiones, algunos
enemigos pueden atacarnos a través de las paredes… no es algo pase con
frecuencia, pero me ha sucedido que en el intento de emboscar a alguna
criatura, esta “mágicamente” percibe mi presencia y comienza a atacar. Ademas de esto, la cámara en ciertos momentos nos juega una mala pasada al ponerse en nuestra contra como si fuera un
enemigo más. Salvedades –pequeñas cuestiones insignificantes a mi modo de ver- que no empañan la experiencia de disfrutar esta gran obra de arte.
Algo a tener en cuenta ser su endiablada dificultad la que llevara a la frustración a quien
nunca haya jugado a alguno de los juegos de la franquicia y decida comenzar por
este. De todos modos esto no puede ser tomado como algo estrictamente negativo,
ya que desde el Dark Souls I la
elevada dificultad es sello de garantía en estos juegos, y quienes ya sean veteranos de la saga no encontraran mayores dificultades, aunque no por eso menos reto.
Lo Mejor:
-El mundo de
Lothric.
-Gran diseño de
escenarios.
-Apartado grafico y
sonoro.
-Desafiante,
atrapante y con altos niveles de rejugabilidad.
Lo Peor:
-Algunos detalles
menores en las texturas.
-En ocasiones los
enemigos atacan a través de las paredes.
-El nivel de
dificultad puede ser frustrante por momentos para quienes se inician en la saga.
Nota Final
9.5
Amante de los juegos, las series, películas y cómics... ¡Y del maldito rock n roll! Si no está jugando, está tocando su bateria.
Compra segura
ResponderEliminarel punto de que los enemigos ataquen atraves de paredes es algo que ha estado presente siempre incluso en bloodborne pasa lo mismo, tambien podriamos criticar que las armas traspasen las paredes si nos ponemos junto a ellas xD
ResponderEliminar