Análisis: The Sinking City — la aventura lovecraftiana que estabas esperando

Un RPG muy fiel al Call of Cthulhu de papel y lápiz, impregnado totalmente en la obra de H.P. Lovecraft, especialmente en el ciclo de los Mitos de Cthulhu.

Calificación:


Desarrollador: Frogwares
Distribuidora: Big Ben
Lanzamiento: 27 de junio de 2019
Plataforma: PC, PS4, Xbox One, Switch

Análisis basado en una copia digital para Epic Store facilitada por Frogwares

The Sinking City me sorprendió desde la primera vez que vimos gameplay. Frogwares es un estudio francés conocido por las aventuras modernas de Sherlock Holmes, y creo que a varios nos hubiese bastado con tener algo de ese estilo -detectivesco pero lineal–, como lo fue Sherlock Holmes: The Awakened en su tiempo. Pero no. Los franceses fueron más allá y nos traen una aventura de investigación como ninguna otra. Un RPG muy fiel al Call of Cthulhu de papel y lápiz, impregnado totalmente en la obra de H.P. Lovecraft, especialmente en el ciclo de los Mitos de Cthulhu. Veamos juntos por qué vale la pena jugarlo.

El título de Frogwares nos lleva a Oakmont, Massachusetts, una ciudad inundada que nos recuerda tanto a la clásica Providence de Lovecraft como al espeluznante pueblo de Innsmouth. Nuestro protagonista es Charles W. Reed, un ex militar que llega al lugar persiguiendo una pista para entender sus pesadillas con la ciudad anegada.


Oakmont será, entonces, el escenario de juego. Un mundo abierto muy generoso para los niveles de producción que maneja el proyecto: una urbe casi maldita, que se transita a pie y en bote, decorada por vegetación marina y atestada de los seres más extraños. Y no estoy hablando solo de los horrores lovecraftianos que la habitan, los propios habitantes son muy raros.

The Sinking City no nos lleva de la mano. Ese es el punto más fuerte de esta experiencia. No tiene tutorial, sino que tenemos un menú disponible en todo momento a modo de manual, que explica las mecánicas centrales. No vamos a perder el tiempo con misiones simples. El título nos mete de lleno en nuestro primer caso: investigar la desaparición del hijo de Robert Throgmorton, uno de los capo mafia de la ciudad, quien puede llegar a darnos una mano para entender por qué la gente se está volviendo loca después de soñar con Oakmont.



La estructura de la aventura llega dividida en casos. Quienes jugaron Sherlock Holmes: Crimes and Punishments sabrán qué encontrar aquí. Oakmont como mundo abierto está disponible en su totalidad desde el principio y siempre tendremos de guía un caso principal, es decir, la misión que nos lleva a progresar en la historia. Pero podremos desviarnos cuando queramos, ya sea para admirar la arquitectura clásica de Nueva Inglaterra o para hablar con los pueblerinos y aceptar casos secundarios a cambio de recompensas.

Resolver un caso implica explorar y seguir pistas. Si pensamos en la primera misión, Throgmorton nos da algunas pistas de su hijo cuando conversamos con él. Explorando los alrededores de dónde desapareció y usando nuestras habilidades de detective paranormal, podemos seguirle la pista en minutos. Es que Reed tiene el don de poder reconstruir una escena del crimen con solo mirar los objetos involucrados.



La Retrocognición y el Ojo de la Mente son las habilidades que le permiten a Reed entender sucesos pasados. En concreto, vamos a recorrer la escena del crimen para reunir pistas clave. Una vez que las tengamos, nos proyectaremos en el tiempo, ingresando a un portal que nos deja ver qué pasó antes. Cuando identifiquemos todos los sucesos, tendremos que armar la escena cronológicamente, numerando cada uno de ellos. Una mecánica similar a la vista en The Vanishing of Ethan Carter, ideal para los juegos de detectives y que no ha sido tan usada todavía.



Podremos obtener pistas en conversaciones, leyendo documentos, tomando fotografías o examinando objetos, espacios y cuerpos –sí, en esta historia hay mucha muerte–. Cada caso comienza con una pista que nos sugiere a dónde ir para evitar marearnos en el mundo abierto que es Oakmont.

Que haya pistas no significa que nos sirvan todo en bandeja. Como decíamos más arriba: The Sinking City no nos lleva de la mano. Las pistas se van agregando a nuestro cuaderno y habrá que leer cada una para entender cuál es el siguiente paso. Si un documento nos indica una dirección, no aparecerá en el mapa automáticamente.  Por el contrario, la tendremos que marcar manualmente, ¡y más vale que la hayamos marcado bien!



El juego permite ajustar la dificultad de la investigación. Por defecto viene la dificultad “Detective” que nos obliga a interpretar pistas, pero que tiene sus ayuditas. Cada vez que tengamos una nueva pista disponible, por ejemplo, vamos a recibir una notificación. Ahora bien, la dificultad “Maestro Detective” es otra historia. No recibimos ningún tipo de ayuda y jugamos al detective al 100% interpretando conversaciones por nuestra cuenta, dilucidando qué documento es importante y cuál no. The Sinking City en esta dificultad es un desafío único. La aventura de detectives definitiva.

Y ya que mencionamos Sherlock Holmes: Crimes and Punishments, de dicho juego The Sinking City toma la mecánica de las deducciones. Además de un cuaderno que reúne pistas, tendremos disponible el Palacio de la Mente, una interfaz para obtener deducciones. Combinaremos información crucial para ir tejiendo una red de pensamientos. Al final del caso, el Palacio de la Mente nos arroja una conclusión, pero nuestras acciones pueden ir en contra de lo que dedujimos.



Ejemplo: si la deducción es que asesinaron a la víctima y que debemos informar sobre ello, también podremos mentirle a quien nos encargó el caso, y llegar a distintas soluciones. Lo importante de todo esto es que nuestras decisiones tienen consecuencia en la trama.

Ocasionalmente, durante nuestra investigación nos vamos a topar con todo tipo de horrores. También hay puntos de infestación en Oakmont, zonas valladas opcionales donde podemos ingresar si queremos un combate intenso.



El combate es sencillo. Tenemos un golpe cuerpo a cuerpo gratuito, y vamos a ir desbloqueando armas de fuego a medida que avanzamos. Las balas están muy contadas, y aunque podemos craftear munición, trampas y botiquines, los recursos no abundan. El componente survival horror está ahí, también en lo rudimentaria que se siente la faceta shooter. La buena noticia es que, como en todo buen juego de rol, los combates son opcionales. Una muestra más de que el jugador decide. Y a veces la mejor opción es todo menos enfrentarse al horror. Hay bichos realmente intimidantes.

Por otro lado, Reed además de ex militar es un buzo experto. Vamos a zambullirnos en las profundidades submarinas, allí donde yacen los primigenios. Las secuencias de buceo son sencillas, pero eso no quita que sean un condimento más que suma a la experiencia general. La inmersión en The Sinking City está garantizada. Nos sentimos frágiles en todo momento y esa sensación de horror se intensifica en el lecho del mar.



The Sinking City es la aventura lovecraftiana más inteligente desde Prisoner of Ice. Tiene mucho de aventura gráfica, sobre todo porque las mecánicas de exploración e investigación son el centro de la propuesta jugable. El combate y todo lo que conlleva (crafteo y leveleo del personaje) son excusas para darle una progresión a Reed, un elemento más que profundiza la jugabilidad, que no resta, es más bien opcional. Lo mismo aplica al medidor de salud mental. Pocas veces a lo largo del juego, en dificultad normal, vamos a caer en la locura. No hay mucho peligro en exponerse a los horrores lovecraftianos y si llegamos a morir, el checkpoint donde reaparecemos probablemente esté cerca. El desafío en The Sinking City es intelectual. Cada caso es un gran puzzle que buscamos resolver.

Desde el punto de vista técnico cumple, siempre teniendo en cuenta que estamos ante una producción AA. Las animaciones están mejores que en cualquier otro juego de Frogwares. Se nota que el mundo abierto está hecho con un presupuesto limitado, pero no vamos a ponernos en quisquillosos. Aunque se repiten modelados y texturas, la dirección de arte lo es todo, y recorrer Oakmont tomándonos nuestro tiempo no tiene precio. La ambientación nos cautiva.



Palabras Finales:
Quizás la única pega en todo esto es que el mundo abierto a veces queda demasiado grande. Siendo el primer trabajo de Frogwares, tienen que ajustar el diseño de su mundo abierto, con misiones secundarias más significativas y diferenciación entre una y otra. Sin embargo, The Sinking City nos atrapa. Aunque las mecánicas de investigación sean las mismas una y otra vez, recorrer el mapa tiene un encanto sin igual y las distintas historias que guarda Oakmont son todo un deleite para los fans del horror cósmico. Nunca un videojuego entendió tan bien a Lovecraft.

Lo bueno:
- Una aventura de detectives que no te lleva de la mano
- Las decisiones del jugador tienen peso, en lo jugable y en la trama
- Cada misión es como un relato de Lovecraft, un cuento corto atrapante que deleitará a los fanáticos
- El imaginario lovecraftiano, la inteligencia con la que lleva la obra del escritor al mundo de los videojuegos

Lo malo:
- Aunque son siempre atrapantes en cuanto a trama, algunas misiones son muy parecidas a otras en mecánicas
- El combate podría dar más de sí (aunque por suerte es opcional)

Nota Final:

9
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ESCRITO POR Florencia Orsetti

Editor in Chief y fundadora de SHD. Aficionada por el horror tanto en videojuegos como en cine y literatura, tiene varios años de experiencia en redacción periodística. Seguidora y promotora de videojuegos independientes.

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