En Lunatika's Choice, desde 2011, esta servidora, editora y fundadora de esta pequeña cueva a la que llamamos SHD, elige al que considera el mejor juego de horror del año.
Resident Evil pegó la vuelta para volver al terror. Leer esta frase unos años atrás hubiese sido un chiste de mal gusto. Desde el lanzamiento de Resident Evil 6, en 2016, se rumoreaba que la saga volvería a sus raíces, pero todo quedaba en eso: rumores. Pero cuando menos lo esperábamos, Capcom volvió a encontrar la veta en el survival horror y se animó una vez más. Las razones pueden ser circunstanciales o no, probablemente relacionadas con el éxito de P.T., la demo de Silent Hills. Lo cierto es que, al fin y al cabo, poco importa. La obra de Kojima quedó reducida a una demo que no se puede jugar actualmente y todo título que intentó volver a encender la antorcha, fracasó.
Resident Evil 7 fue también el elegido de los lectores en la votación a Mejor juego de horror de 2017 que pueden leer aquí. |
Resident Evil 7 llegó para saciar esa obsesión por ese pasillo, sus misterios y su terror. Replicó incluso del formato demo con The Beginning Hour, un capítulo gratuito que sirvió como playable teaser de lo que veríamos en el juego, cuyas similitudes con P.T. no eran coincidencias. Pero no se quedó solo en eso. Cuando llegó la versión final, Resident Evil 7 terminó siendo un despliegue de muchas de las mecánicas, de las decisiones de diseño y de los tropos de cine de clase B que siempre caracterizaron a la saga.
Optó por una cámara en primera persona para darnos una perspectiva más personal del terror, que ahora era más visceral que nunca. Su punto de vista lo hizo apto para la Realidad Virtual. De hecho, parece haber nacido para ello. Mientras la mayoría de los juegos que usan la tecnología son prácticamente demos técnicas o pequeños paseos arcade, llegó Resident Evil 7 para ofrecer una experiencia completa, con el pulido que caracteriza a una producción AAA.
La historia de Ethan Winters arranca de lo más vertiginosa, por pasillos y salas claustrofóbicas que nos remiten a walking simulators del género como Outlast. Basta con que tomemos contacto con la primera pistola para saber que el survival horror ha regresado. Los niveles pasan a tener una estructura más metroidvania en la primera mitad porque regresamos más de una vez a las locaciones, para destrabarlas con una nueva llave, que tiene un emblema de perro, armadura o de lo que sea. No hay Tyrants, pero los Baker tienen poco que envidiarles. Los puzles regresan y hasta presenciamos uno de los mejores de la saga, orquestado por el hijo de la familia antagonista. Y ya llegados a la recta final, estamos mejor armados, aunque los recursos nunca acaban por sobrar para enfrentar a los nuevos infectados.
Todo acaba como siempre acabó: con helicópteros de rescate y armas especiales que matan al B.O.W. de turno de un solo disparo. La vieja historia que todos conocemos. Resident Evil ha regresado, aunque cueste verlo a primera vista, y lo ha hecho siendo fiel a sus inicios, pero con un lavado de cara moderno que le sienta muy bien.
ESCRITO POR
Florencia Orsetti
Editor in Chief y fundadora de SHD. Aficionada por el horror tanto en videojuegos como en cine y literatura, tiene varios años de experiencia en redacción periodística. Seguidora y promotora de videojuegos independientes.
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