Lanzamiento: 28 de enero de 2020
Plataforma: PC, PS4, Xbox One
Análisis basado en una copia digital para PS4 facilitada por 505 Games
Muchas veces los desarrolladores indie suelen abusar del efecto nostálgico en los gamers,
lanzando juegos “nuevos” pero que se juegan exactamente igual a otros que hace más de 20 o
hasta 30 años venimos jugando. El factor nostalgia puede ayudar a mejorar mecánicas y
convertir lo bueno en algo mejor, o, como en este caso, tomar muchos factores conocidos y
convertirlos en algo nuevo.
La gente de Typhoon Studios demuestra con Journey to the Savage Planet, cómo presentar un
producto completamente conocido, pero a la vez refrescantemente nuevo.
Como empleados de Kindred Aerospace (una empresa que busca capitalizar en la exploración y
conquista de nuevos planetas para un éxodo terrícola) deberemos explorar el planeta AR-Y 26.
Nuestra misión será la de catalogar la vida en este nuevo planeta y verificar si es habitable para
toda nuestra raza, ya que la tierra está al borde de su extinción debido a los cambios
climáticos.
Si bien la premisa suena simple, es más que suficiente para mantenernos entretenidos y
curiosos, sorprendiéndonos con cada descubrimiento.
Al comenzar el juego, el CEO de Kindred Aerospace se presentará y nos contará todo lo que
debemos saber acerca de nuestra misión, así como nos dará nuevos objetivos y calificará
nuestro desempeño durante nuestra cruzada.
Para poder explorar este extraño planeta contaremos con una impresora 3D que procesará
todo lo que encontremos en nuestro camino y lo transformará en algo útil como un arma, una
soga magnética, una masa gelatinosa que nos permitirá saltar más alto y muchas herramientas
más.
Lo primero que descubriremos al comenzar la aventura es el humor que Journey to the Savage
Planet tiene para ofrecer. Audaz, ácido y crítico, algunas veces cursi y otras cuarentón, pero
siempre hilarante. El humor termina siendo una herramienta más que, en los momentos de
menos acción, nos mantiene pegados al joystick.
Lo segundo que descubriremos es que, si bien el planeta a explorar termina siendo
relativamente pequeño, es enorme en términos de exploración. Porque cada centímetro que
vemos del mapa, es explorable. No desde el comienzo, eso sí, porque otra de las mecánicas
que este título ofrece es la de exploración progresiva, como un Metroidvania.
A medida que vayamos descubriendo recursos, iremos destrabando nuevas herramientas que
nos permitirán explorar cada centímetro del planeta, lo cual es altamente redituable ya que los
mejores loots son los que más escondidos están.
El diseño de mapas de Journey to the Savage Planet es exquisito. El planeta se siente alienígena gracias a los colores que la fauna y flora presenta, las irregularidades del terreno son conocidas, pero a la vez extrañas, con recovecos y extrañas formaciones rocosas, cada detalle del planeta está pensado para hacernos sentir a gusto, pero a su vez nos hace saber que no pertenecemos allí.
Y lo maravilloso de esto es que a medida que vamos destrabando herramientas, nos vamos haciendo uno con el planeta. Todo nuestro arsenal nos permite explorar y disfrutar de cada centímetro de este mundo, lo que nos va haciendo sentir progresivamente como parte de ese planeta.
La relación entre nuestro personaje y el planeta va creciendo y es una relación que se desarrolla sin diálogos, sólo viendo los gestos de mano que el protagonista hace y sintiendo cómo el planeta, poco a poco, se expone a que lo recorramos, como confiando en nosotros. Si bien este planeta no es muy salvaje porque la mayoría de la flora y fauna es pacífica, sí tendremos encuentros con algunas criaturas hostiles y jefes que harán de nuestro pacífico y disfrutable viaje, un martirio. Esto se debe más que nada a que la parte de FPS se siente más como una idea tardía en la producción, que una premisa nacida con la idea. El arma que utilizaremos no es muy precisa y la mayoría de los enemigos presentan o un patrón irritante de movimiento que deberemos calcular cada vez para poder matarlos, o un punto débil pequeñísimo que debemos exponer con mucho esfuerzo, o que debemos sobrevivir hasta que el enemigo lo exponga solo. Es una pena que el combate haya resultado algo tan poco desarrollado en comparación con todos los otros aspectos de este título.
Y esto se vuelve específicamente insufrible cuando nos estamos acercando al final de esta
aventura de 10 o 12 horas como máximo. Cuando el juego comienza, notablemente, a llegar a
su clímax, una buena cantidad de enemigos y jefes comienzan a presentarse. Debido a lo
simple y poco desarrollado que está el sistema de pelea, estas últimas horas de juego se
vuelven las peores y casi que logran borrar todo el disfrute que Journey to the Savage Planet
nos dio hasta el momento.
Pero es ahí donde recordamos los puzzles excelentemente pensados, la música extraña pero
pegadiza, el humor constante y fresco y la exploración detallada y extremadamente divertida,
y decidimos que lo bueno termina pesando más que lo malo.
De igual modo y aunque parezca que el sistema de juego puede hacer de esta una experiencia
insufrible, no termina siendo así, de hecho lo que más hace es prometer que el próximo
intento sea uno lleno de gloria y diversión.
Lo bueno:
- La exploración
- El mapa
- El humor
- La progresión del juego
- La relación silenciosa entre nuestro personaje y el Planeta AR-Y 26
Lo malo:
- El sistema de combate
- La duración del juego
Nota Final:
8.0
Muy bueno
Muy bueno

Amante del terror en todos sus medios y aspirante a artista marcial. Ama a Hokuto no Ken casi tanto como a sus gatos.
No olviden analizar Dreadout 2
ResponderEliminarYess, lo ando jugando.
ResponderEliminar