Análisis: The Thaumaturge, controla a criaturas del más allá en este oscuro RPG narrativo

The Thaumaturge, un juego de rol con opciones moralmente ambiguas que se desarrolla en el mundo culturalmente diverso de la Varsovia de principios del siglo XX. En este mundo existen los salutores: seres esotéricos que sólo los taumaturgos pueden percibir realmente y utilizar para sus necesidades.
Calificación:


Desarrollador: Fool's Theory
Distribuidora: 11 bit studios
Lanzamiento: 4 de marzo de 2024
Plataforma: PC, PS5, Xbox Series X|S


Análisis basado en la versión de PC facilitada por 11 bit studios


En agosto de 2023, tuve la posibilidad de tener un primer contacto con The Thaumaturge, el RPG desarrollado por Fool’s Theory. El título me dejó unas muy buenas impresiones entonces, al punto de considerarlo como una joya, pero que todavía necesitaba algo de pulido. Ahora, que el juego ya se encuentra entre nosotros, finalmente pude sumergirme de pleno en la Varsovia distópica del siglo XX en que se ambienta, solo para descubrir que las cosas no cambiaron demasiado. Se nota el esfuerzo y los grandes valores de producción del desarrollo, lo que deja entrever la ambición por parte de sus responsables. Sin embargo, la inmersión se rompe con demasiada frecuencia, siendo el resultado una experiencia que si bien es buena, el contraste entre los puntos bajos y altos es demasiado notorio.


The Thaumaturge se ambienta en una realidad alternativa, pero en un contexto histórico real. Concretamente en una Polonia ocupada por el Imperio Ruso al mando del Zar Nicolás II. La diferencia es que en esta suerte de distopía, la magia y lo sobrenatural son moneda corriente. Como jugadores nos ponemos en los zapatos de Wiktor Szulski, un taumaturgo que -por razones que no revelaré para no hacer spoilers- se encuentra exiliado de su Varsovia natal, pero que por razones personales se verá obligado a volver. En este sentido, la construcción del protagonista es muy buena. Conforme progrese la aventura conoceremos detalles de su pasado, como los problemas que tuvo que enfrentar en su juventud o cómo era la relación con su padre.

Como taumaturgo, Wiktor puede controlar la voluntad de unos seres del más allá conocidos como Salutors. Técnicamente, son espíritus estrechamente relacionados a los atributos del protagonista que podemos invocar, ya sea para combatir o para manipular a otros personajes. En total existen 8 criaturas con diferentes propósitos, lo cual convierte al juego en una suerte de versión occidental de Persona. Es una pena que el único incentivo para invocarlas en combate esté limitado a determinadas cualidades que presentan los enemigos. Sin embargo, es mucho más interesante cuando las involucramos en situaciones de índole narrativa.


Los diálogos abundan en The Thaumaturge y acá se nota que el equipo de Fool’s Theory estuvo observando de cerca a Baldur’s Gate 3, porque en lugar de chocar con paredes de texto, vemos conversaciones mucho más dinámicas. Esto se debe en gran medida al juego de cámaras que alterna entre los interlocutores. Es una pena que este cambio de planos deje en evidencia la carencia de expresión de los personajes. Y sí, entiendo que estamos ante un juego con un presupuesto notoriamente inferior al de Larian Studios, pero no puedo evitar resaltar el detalle. Además, pese a que todos los personajes cuentan con actuación de voz (de muy buen nivel, he de añadir), muchas veces las líneas no se condicen con la expresión corporal.

La Varsovia a la que Fool’s Theory ha dado vida es realmente interesante. Los barrios que la componen están bien diferenciados y cuentan con peculiaridades que los hacen únicos. La ciudad en sí no es particularmente grande, pero cada zona cuenta con numerosos edificios y monumentos que visitar, además de misiones secundarias y tareas opcionales que, a su manera, contribuyen a generar una atmósfera fascinante. También podemos encontrar varios NPC con los que hablar, en interacciones que en la mayoría de las ocasiones concluyen en peleas sin sentido y que no se pueden evitar.


El problema con esto no son los combates en sí, sino el hecho de que no están justificados. Por poner un ejemplo, mientras caminaba por un parque, encontré a un par de mujeres conversando. Al acercarme comenzar a hablar acerca del aspecto de Wiktor, mencionando lo lindo que era y lo bien vestido que iba. Acto seguido, aparece un hombre que sin ningún motivo comienza a insultarnos, diciendo que él es mucho más apuesto. En fin, que dicha situación desemboca en una pelea absurda. Y para más inri, una vez terminó el encuentro, no pasó absolutamente nada. Es decir, la interacción murió junto con los enemigos.

Respecto al combate, apela a un sistema por turnos bastante clásico, donde cada movimiento tiene su propia duración. Es decir, un golpe débil cuesta un turno, mientras que uno más potente cuesta dos. Y lo mismo aplica para los Salutors. También disponemos de un poder con el que podemos romper la concentración de los enemigos, haciendo que pierdan el turno. Esto los dejará en una situación de vulnerabilidad donde podremos encajar una suerte de ataque especial que causa mucho daño.
 

Las peleas son entretenidas, al menos durante las primeras horas de juego. Sin embargo, sobre la mitad de la aventura se tornan repetitivas y, en cierto punto, aburridas, porque todas se pueden ganar siguiendo la misma estrategia. Para el final, los combates abundan, y cortan con demasiada frecuencia el ritmo de la narrativa. El tema es que no existe variedad y todas se sienten muy similares. Incluso los combates contra los "jefes" (por decirlo de algún modo) son exactamente iguales a una pelea normal, por lo que se sienten demasiado anticlimáticos. Y como dato de color, siempre suena la misma música de fondo.

Mucho más interesante resulta la exploración, puesto que la ciudad presenta numerosos puntos de interés mediante los que se pueden apreciar el excelente trabajo del estudio desarrollador. En lo personal, no tuve la oportunidad de visitar Polonia, pero estoy seguro de que muchas de las cosas que se ven en el juego, tienen su contraparte en la vida real. Explorar también tiene un sentido narrativo, puesto que Wiktor puede hacer uso de sus sentidos de taumaturgo para encontrar pistas que contienen la esencia y secretos de diferentes personajes. 

Mediante dicha mecánica se desbloquean nuevas opciones de diálogo que conducirán la historia por diferentes caminos. El problema con The Thaumaturge es que nunca podemos estar seguros de cuál será la decisión que nos abra o cierre algún camino. A lo que voy es que si bien me parece interesante dicho planteamiento, se vuelve difícil determinar qué es lo que provocó un cambio. En lo personal, comencé a disfrutar más del juego cuando dejé de pensar y me dejé sorprender por el resultado de mis elecciones. Al fin y al cabo, es una aventura con una duración de aproximadamente 30 horas y múltiples finales, por lo que la rejugabilidad está asegurada.


Ahora, un punto a destacar son las irregularidades en la narrativa. Por momentos ronda lo brillante, con diálogos maduros y situaciones sumamente tensas. Una de mis escenas favoritas transcurre en un bar, con Wiktor jugando a la ruleta rusa con otros dos NPC. Es genial como a través del diálogo, entre ronda y ronda, donde una bala puede poner fin a todo, nuestro protagonista quiebra a uno de los personajes. En ese momento pensé ‘qué bien escrito está esto’. No obstante, también hay momentos en los que me quedaba mirando la pantalla en plan ‘A ver, a ver ¿Qué pasó?’. Es difícil poner esto en palabras, pero las inconsistencias son de una magnitud tal que puede romper la inmersión más rápido de lo que Mike Tyson enviaba a sus rivales a besar la lona.

Al final, The Thaumaturge se siente como una suerte de montaña rusa de emociones. Por momentos es fascinante, con un mundo rico que se siente vivo y lleno de secretos, mientras que por otro parece una serie tipo fast food con muchos agujeros de guion. Pero aún y con todo ello, el juego funciona y se deja disfrutar. En determinadas ocasiones, porque es genial, y en otras porque se entiende que el estudio intenta dar lo mejor de sí, pero con un presupuesto ajustado. Las costuras se notan, especialmente en el apartado gráfico y la narrativa, pero no por ello el trabajo de Fool’s Theory deja de ser loable y digno de respeto.


The Thaumaturge es una experiencia RPG sumamente interesante, con un setting bastante particular y único, donde un contexto histórico real se funde con la fantasía de forma orgánica. Es una aventura con altibajos y un sistema de combate que funciona, pero que se desgasta rápidamente por falta de variedad. Aun así, y pese a que el título tiene mucho margen de mejora, Fool’s Theory demuestra, tal como lo hizo con Seven, que sabe lo que hace. De lo contrario, difícilmente CD Projekt Red les hubiera confiado el remake de The Witcher.

Lo bueno:
- La forma en que un contexto histórico se funde con la fantasía.
- La exploración y como esta se integra con la narrativa.
- El apartado gráfico y las actuaciones de voz.
- La narrativa tiene picos sumamente brillantes…

Lo malo:
- ...Pero también momentos en que rompe la inmersión.
- No tener en claro cuales son las decisiones que impactan en la historia.
- Combates repetitivos.
- La incoherencia entre las animaciones y las actuaciones de voz.

Nota Final:


7.5

Bueno
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ESCRITO POR Viejo Frank

Amante de los juegos, las series, películas y cómics... ¡Y del maldito rock n roll! Si no está jugando, está tocando su bateria.

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