Desarrollador: Night School Studio
Distribuidora: Night School Studio
Lanzamiento: 15 de enero de 2016
Plataforma: PC, Playstation 4, Xbox One
Análisis basado en una copia digital del juego para Steam facilitada por Night School Studio
En "¿Ya jugaste a...?" recomendamos juegos de horror no tan recientes pero que vale la pena que descubras.
En el año donde Stranger Things marcó prácticamente un apogeo por completo sorpresivo, también estuvo Oxenfree, un módico vídeo juego cuyas inspiraciones derivan de un lugar muy familiar con el hit de Netflix.
Oxenfree no es una gran producción,
no es un AAA, sino que se trata de una aventura no muy longeva, sencilla pero
atrapante, donde encarnaremos a una joven de cabello azul cielo llamada Alex,
quien se aventura con unos amigos en los misterios de una solitaria isla en
donde antaño han vivido. Nosotros en piel de ella tendremos la tarea de
explorar las no muchas locaciones de la pequeña isla a través de un sistema reminiscente
al 2D, donde la cámara se posiciona casi inmóvil en un plano general que abarca
al personaje y al resto del entorno; y digo reminiscente al 2D porque si bien
mayormente nos hallaremos yendo hacia izquierda o derecha, habrá instancias que
nos requerirán adentrarnos más en algún escenario, optando así por pulsar la W
–o la flecha hacia arriba–, así como también instancias que nos permitirá hacer
lo contrario, presionando la S. Todo esto en pos de meternos de lleno más y más en
las incógnitas que vuelven al juego, porque cuando Alex y sus amigos empiezan a
curiosear buscando frecuencias en la radio, se hallan con sonidos extraños,
sucesos que los empujan a descubrir un terrorífico secreto.
La radio es, justamente, un aparato
en el cual los desarrolladores hacen especial énfasis. No se comporta
precisamente como lo hacía la famosa radio en la franquicia de Silent Hill,
sino que acá nos sirve para atrapar frecuencias en las cuales oiremos mensajes crípticos
que nos ayudarán a desentrañar la verdad. Incluso podremos usar la radio para
escuchar algo de música, aunque no siempre es del todo recomendable ya que cada
nivel viene acompañado de una musicalización muy amena al oído, cuya
composición suena a aquélla música más propia de los 80, con sintetizadores y
otros instrumentos.
La relevancia de la musicalización es tal que varios de los pocos puzles que nos toparemos a lo largo de la epopeya consistirán en nosotros acelerando más o menos una serie de cintas hasta hallar el ritmo adecuado de cada sonido.
La relevancia de la musicalización es tal que varios de los pocos puzles que nos toparemos a lo largo de la epopeya consistirán en nosotros acelerando más o menos una serie de cintas hasta hallar el ritmo adecuado de cada sonido.
Ciertamente, la música de Oxenfree
en juego con el acabado artístico de sus personajes y, sobre todo, de los
fondos que transitaremos, logra evocar una armonía que hace llevadera a la
aventura. Sin embargo, si Oxenfree llama la atención es por su refinado sistema
de diálogos: mientras muchos juegos hacen hincapié en la importancia de
nuestras decisiones de forma mentirosa, Oxenfree opta otro camino para encarar
estos momentos. Siendo un juego, como mencioné, con un sistema muy símil a las
añejas aventuras en 2D, el diálogo es un recurso predominante que carga la
aventura hacia adelante, siempre hacia adelante. Los personajes hablan entre sí
de manera casi continua, y siempre que se nos otorgue la palabra a nosotros,
como Alex –algo que sucede seguido–, tendemos la posibilidad de decir una de
tres opciones de diálogo; estas harán no sólo que varíen la respuesta de algún
personaje en cuestión, sino que además lentamente irán cambiando nuestra
relación con ellos y así abriendo varias posibilidades para distintos tipos de
finales.
La maravilla de este sistema es con cuánta casualidad se desencadenan las conversaciones, deshaciéndose de todo el sentido del drama que otros juegos suelen conferirle a estos momentos –ya saben, en donde la cámara se detiene en un plano pecho o primer plano del protagonista, deteniendo todo hasta que respondamos. Los personajes hablan entre sí imitando de forma bastante impoluta las amenas conversaciones que uno tiene en su día a día con sus amistades e, incluso, dado el momento en el cual interrumpamos alguna línea de diálogo –probablemente porque justo se nos ocurrió interactuar con algún objeto del entorno, disparando así una pregunta de Alex–, más tarde el personaje que estaba hablando retomará el hilo de la conversación diciendo cosas como “Anywayyy…”, conectando todo de forma fluida.
La maravilla de este sistema es con cuánta casualidad se desencadenan las conversaciones, deshaciéndose de todo el sentido del drama que otros juegos suelen conferirle a estos momentos –ya saben, en donde la cámara se detiene en un plano pecho o primer plano del protagonista, deteniendo todo hasta que respondamos. Los personajes hablan entre sí imitando de forma bastante impoluta las amenas conversaciones que uno tiene en su día a día con sus amistades e, incluso, dado el momento en el cual interrumpamos alguna línea de diálogo –probablemente porque justo se nos ocurrió interactuar con algún objeto del entorno, disparando así una pregunta de Alex–, más tarde el personaje que estaba hablando retomará el hilo de la conversación diciendo cosas como “Anywayyy…”, conectando todo de forma fluida.
Lo bueno:
- Un sistema de diálogo novedoso.
- Personajes bien escritos e historia llevadera.
- Música que se queda con vos luego de terminar la aventura.
Lo malo:
- Puzles repetitivos.
- A nivel jugable, podría quizá presentar algún incentivo más que correr de izquierda a derecha constantemente.
Nota Final:
7.5

Escritor en ratos libres. Gamer por la noche. Cineasta en el futuro.
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