Análisis: Forspoken, mundo abierto y parkour


Forspoken es un RPG de acción que sigue el viaje de Frey, una neoyorquina transpotada a la tierra hermosa y cruel de Athia. En busca de un camino a casa, Frey debe utilizar sus recién descubiertas habilidades mágicas para cruzar extensos paisajes, luchar contra criaturas monstruosas y derrotar a poderosas matriarcas conocidas como Tantas.
Calificación:


Desarrollador: Luminous Productions
Distribuidora: Square Enix
Lanzamiento: 24 de enero de 2023
Plataforma: PC (Steam), PlayStation 5, Xbox Series X-S


Análisis basado en la versión de Steam con una copia facilitada por Square Enix Latinoamérica


Apenas comienzo a escribir estas líneas y me pregunto "¿Qué se puede decir de este juego que no se haya dicho hasta ahora?". Mientras mi café se enfría y el cursor del procesador de texto titila impaciente comienzo a pensar en el hype. Ese mecanismo de marketing que hace que las expectativas se vayan por las nubes y, que el juicio, se nuble por completo. Hoy es fácil decir que Forspoken no es un buen juego, o que “ya se veía venir” eso de que no iba a estar bien. Pero no nos engañemos: Se lo vendió como un título revolucionario, como uno de los grandes exclusivos de consola. Si bien esto último no deja de ser cierto, lejos está de ser una propuesta interesante. Lo nuevo de Square Enix y Luminous Productions es un videojuego de contrastes, con problemas de ritmo, que no aporta nada nuevo. Un quiero y no puedo. Eso sí, he de reconocer que no es lo peor que he jugado, pero tampoco es la obra maestra que se prometía.


Antes de proseguir, se que hubo muchas quejas respecto al rendimiento de la versión de Forspoken para PC. No soy una persona muy versada en cuestiones técnicas, por lo que intentaré dejar de lado este tema lo antes posible. Es cierto que el juego no funciona de lo mejor, pero con algunos ajustes se puede tener un rendimiento más que decente, incluso en equipos de gama baja. Aún así, en lo visual queda muy por detrás de otros títulos contemporáneos. Sea como sea, considero que este apartado representa el menor de los problemas del videojuego. Pero, si acaso les pica la inquietud de probarlo, tener una experiencia de primera mano con su jugabilidad y ver si funciona bien en sus equipos, recuerden que hay una demo disponible. Dicho esto, prosigo.

Forspoken es un juego de acción, con ligeros toques RPG, que te pone en la piel de Frey Holland, una ciudadana de Nueva York que enfrenta problemas con la ley. Pues bien, la primera media introduce a la protagonista, enseña su trasfondo, su relación con las pandillas neoyorquinas y nos convierte en testigo de una de las peores persecuciones de la historia del gaming. Total, que tras un par de idas y vueltas, Frey es arrastrada a través de un portal al reino de fantasía de Athia inmediatamente después de vincularse accidentalmente a “brazalete”. Sí, a un brazalete, llamado “Brazalete” que puede hablar. He de decir que ambos personajes carecen de carisma, son algo insoportables y, cuando intentan ser graciosos, alcanzan un puntito de incomodidad que denota un sentido del humor anticuado.

Ni bien llegamos a Athia nos enteramos de que sus cuatro reinos están siendo afectados por la corrupción. No se exactamente como describirlo, pero es una especie de miasma que transforma todo lo que toca convirtiéndo a cualquier ser vivo en una aberración mutante. Esta situación obligó a que prácticamente toda la población del reino se trasladara a Cipal, el último bastión de esperanza para los habitantes de este mundo. Ahí es cuando Frey y sus nuevos poderes de “Mover cosas con la mente” entran en escena para salvar el día, siendo su misión la de enfrentar a cuatro poderosas gobernantes conocidas como Tantas. Sin entrar en detalles, en medio de todo esto hay una secuencia de sigilo que da vergüenza ajena.


Todo esto que acabo de resumir en un breve párrafo, se traduce en prácticamente una hora media de juego. En este punto, sentí que la introducción se estaba haciendo un poco larga, pero muy a mi pesar, todavía faltaba más. O en realidad no tanto, porque recién a las 2 horas es como que el juego te suelta la mano. Y ojo, que el problema no es que me cuenten cosas, sino el “qué” y el “cómo”. Hay un manejo de los tiempos terribles. Forspoken pretende ser cinemático y narrativo, pero no sabe hacerlo. Las primeras horas con el título -que es donde se tienen las primeras impresiones- fueron olvidables. Todo se resume a un loop que va de dar dos pasos, fundido a negro, cut scene, fundido a negro, volver a caminar. Así una y otra vez.

En cuanto a la historia, todo es bastante predecible. No hay márgen para la sorpresa y los giros de tuerca parecen telegrafiados. Todo este apartado es como una mezcla entre La Historia sin Fin, El Caballero Negro de Martin Lawrence y diálogos tipo Marvel. Un pastiche raro, que no termina de cuajar en ningún momento, donde las conversaciones incómodas están a la orden del día. Por momentos el juego apela a la emotividad, a los problemas de confianza e inseguridad que sufre la protagonista, a la pérdida y a eso de sentir que la vida no tiene un propósito. Son pinceladas muy, pero muy pequeñitas de algo que pudo haber sido mucho mejor de lo que es. Especialmente si no fuera por la actitud y personalidad con que dotaron a Frey, que no la convierten en un personaje especialmente entrañable.

Por contraparte, hay un gran esfuerzo en lo que a construcción del mundo de Athia respecta. Hay muchísimas notas desperdigadas a lo largo y ancho del mundo, que ahondan en muchos aspectos, desde los reinos a las Tantas que los gobiernan, la magia o el origen de las criaturas contra las que luchamos. También hay misiones secundarias, pero son poco interesantes y, nuevamente, la escritura deja bastante que desear. Como dije al inicio, es un juego de contrastes constantes y sonantes. Una de cal, otra de arena.


Tal es así, que Forspoken se divide en dos partes. Por un lado, la parte aburrida que consiste en hablar con la gente del pueblo, hacer misiones secundarias como alimentar ovejas o perseguir gatos. Por el otro, “explorar” el mundo, combatir, moverse por ahí a toda velocidad y llegar a algún punto del gargantuesco mapa para avanzar en la historia. Ahora, el hecho de escribir explorar entre comillas es porque hay truco. En este aspecto, el trabajo de Luminous Productions copia -y no del mejor modo posible- al modelo Ubisoft. No les miento si les digo que hay más de 300 actividades opcionales, que se dividen en 7 u 8 categorías diferentes. Y sí, ¡Hasta hay atalayas! Al principio puse lo mejor de mí, intentando hacer la mayor cantidad posible. Sin embargo, son tan repetitivas y aportan tan poco a la experiencia en general, que las terminé pasando por alto.

Dejando lo mencionado de lado, donde el juego destaca (tampoco sin sobrar demasiado) es en la movilidad y el combate. Correr a través del terreno rocoso de Athia usando las habilidades del parkour mágico de Frey, sortear obstáculos y eventualmente usar un látigo de agarre para balancearse largas distancias, o una especie de tabla de surf para cruzar ríos y lagos, se siente muy bien. Me recordó un poco a Prototype, ya que al igual que en dicho juego, la protagonista puede moverse en línea recta sin que prácticamente nada detenga su avance. De hecho, esto es lo que se hace la mayor parte del tiempo en Forspoken: Avanzar del punto A al B en un mundo muy vacío y estéril. Aún así, puede ser muy divertido incluso cuando este sistema nunca llega a ser demasiado profundo.

Con el combate sucede algo similar. Al comienzo es algo soso, pero conforme avanza la aventura, Frey adquiere cuatro estilos de magia elemental bastante diferentes entre sí. Cada uno presenta un estilo de lucha característico, con sus propias habilidades de ataque y apoyo, y se pueden cambiar rápidamente de uno a otro. Llegado un punto, los hechizos pueden mejorarse mientras se juega, cumpliendo misiones de “matar a tantos enemigos con X poder” y cosas por el estilo. 


En este aspecto, creo que Luminous Productions se reservó lo más interesante para aquellos que puedan superar la barrera de entrada del juego. La magia inicial de Frey permite disparar rocas y hacer uso de habilidades que invocan raíces puntiagudas que hieren o inmovilizan al objetivo. No hay una forma de atacar cuerpo a cuerpo, por lo que todo se resume a corretear alrededor de los enemigos y arrojarles cosas. Sin embargo, la cosa cambia mucho cuando se obtiene la espada de fuego, debido a que el combate aumenta su ritmo considerablemente. Y a medida que más capacidades se van desbloqueando, Forspoken se vuelve bastante divertido gracias a sus variantes y espectacularidad.

Ahora, la variedad de enemigos deja mucho que desear. Para un mundo tan grande, se repiten demasiado y cansan. La única parte buena es que las resistencia de estos a los elementos de Frey van cambiando, lo que obliga a alternar entre los diferentes conjuntos de hechizos de forma constante. También hay algunas peculiaridades a la hora de luchar, como encontrar el punto débil de una criatura en apariencia indestructible. Sea como sea, no es un juego especialmente demandante en este aspecto. El sistema de evasión, la velocidad de movimiento y los saltos locos tipo “flipiti-flapity-flu” ayudan a escapar cuando las cosas se complican. Y todo con un movimiento de cámara bastante decente que -en mi experiencia- no sentí que juegue en contra posicionándose en ángulos extraños.

A todo esto, se suma un sistema de progresión que me gusta y me desagrada en partes iguales. Si bien Forspoken nunca te obliga a hacer nada que no quieras, en su mundo existen altares que mejoran los atributos de forma considerable. Este detalle, hace que visitarlos sea importante. Pero ¿Acaso no se gana experiencia luego del combate? Si, y hasta se sube de nivel, sin embargo, las características de Frey no mejoran por ello. Por el contrario, tan solo recibe maná que se puede usar para desbloquear habilidades de alguno de los árboles de magia disponibles.


Frey también puede aumentar sus capacidades con algunos objetos: capas, collares y diseños de uñas. Los dos primeros funcionan de forma similar, aumentando la salud, defensa y magia, al tiempo que ofrecen habilidades pasivas como, por ejemplo, mejorar la probabilidad de golpe crítico, el daño, o la sanación recibida. En cuanto a las uñas, otorgan beneficios como incrementar notoriamente el poder de un tipo específico de magia. Además, hay un sistema de crafteo que permite mejorar el equipo haciendo uso de los recursos que se van recolectando durante el viaje. Me gusta que, además de aumentar las estadísticas, se permite intercambiar las ventajas, dando cierto margen de flexibilidad, permitiendo personalizar cada ítem según queramos.

Para terminar, solo resta mencionar algunas cuestiones inherentes al apartado artístico. El mundo, como dije más arriba, se siente vacío y hay pocas cosas que admirar. De hecho, es el propio juego el que quiere que te detengas a ver los pocos paisajes interesantes mediante un minijuego de sacar fotos con el celular de Frey. Cada una de las cuatro regiones presenta alguna que otra distinción, pero siendo honesto, cuesta distinguir una de otra. Estimo que es por eso que alguien decidió aplicar un filtro de color a cada zona. Independientemente de ello, hay algunas áreas bonitas, con estructuras que oscilan entre un estilo arquitectónico medieval y romano.

Respecto a lo sonoro, hay poco que destacar en este apartado. La música durante las batallas es siempre la misma, a excepción de cuando se enfrenta a alguno de los jefes principales. Ahí todo cobra un tono más épico, aunque sin llegar a ser memorable. Las actuaciones de voz son correctas, habiendo algunas mejores y menos estereotipadas que otras. Eso sí, los comentarios de “Brazalete”, por momentos me recordaron a los que hacía el narrador de Biomutant. Vaya, ahora que lo pienso, hay muchas similitudes entre dicho juego y Forspoken, aunque entrar en comparativas no sería justo. El “¿Justo para quién?” dejo que lo decidan ustedes.


En resumen, Forspoken es un juego de matices, cuyas mecánicas ya se han visto antes, pero mejor implementadas. Disfruté del combate y de desplazarme a toda velocidad por Athia. Los combates contra los jefes están bien planteados y tienen un toque de epicidad. También me gustó la variedad de magias y como se nos invita a ir alternando de una a otra de acuerdo a los enemigos que enfrentemos. Sin embargo, todo se desmorona con un mundo gigante vacío pero lleno de tareas opcionales repetitivas, misiones secundarias poco inspiradas y una historia completamente olvidable que denota una escritura regular. Entiendo que hay público para todos los gustos y quizá haya cientos de jugadores que estén feliz de haber pasado horas descubriendo cada centímetro del mapa. Siendo completamente honesto, yo no soy uno de ellos y es por este motivo que me cuesta recomendar el juego. Luego de terminarlo, procedí a desinstalarlo y dudo que vuelva a re-visitarlo. Pero eso no significa que sea lo peor que jugué en mi vida, pero lejísimos está de ser lo mejor. Es tan solo un videojuego más.


Lo bueno:
-La velocidad de movimiento y el parkour mágico.
-El combate es divertido.
-La variedad de hechizos y como el juego incentiva a usarlos.
-Los combates contra los jefes.

Lo malo:
-Historia olvidable y misiones secundarias poco inspiradas.
-Mapa exageradamente grande y vacío, paradójicamente lleno de actividades repetitivas.
-Poca variedad de enemigos.
-No aporta nada nuevo en ningún aspecto.
-El ritmo inicial y la absurda cantidad de cinemáticas con fundidos a negro.

Nota Final:


5.5

Decente
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ESCRITO POR Viejo Frank

Amante de los juegos, las series, películas y cómics... ¡Y del maldito rock n roll! Si no está jugando, está tocando su bateria.

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